Valdeorras, 75 años de vinos con sello de origen

12/nov./21 - 13:01

La pandemia nos privó de poder celebrar el 75 aniversario de la denominación de origen Valdeorras. Como sucede con todas las regiones vinícolas históricas, su biografía comenzó mucho antes y su expansión se benefició de la llegada del ferrocarril a aquella comarca, hace ya más de 140 años. En el siglo XIX no solo exportaban sus vinos gracias al tren. También los llevaban a las principales ferias y exposiciones. Sabemos que en el XIX Valdeorras era más propio de vinos tintos y la variedad dominante, la Brancellao. Pero también se elaboraban tostados y espumosos.

La región logró el sello de denominación de origen en 1945, cuando el vino era considerado un alimento y lo que primaba era lograr la mayor cantidad posible, cosa que se lograba gracias a uvas foráneas como la Palomino y Garnacha. Habrá que esperar al final de la década de 1970 para ver los primeros pasos en la recuperación de variedades autóctonas, sobre todo a partir del programa Revival. Esa recuperación, al principio tímida, se va haciendo mayor a partir de la década siguiente hasta lograr, a día de hoy, que la excepción sean las variedades foráneas. Lo cierto es que con cepas en algunos casos centenarias, ya se han merecido un hueco en el catálogo de los vinos de Valdeorras, como sucede con la Garnacha tintorera.

Repasamos, a través de ocho vinos, esa historia en la que tuvieron mucho protagonismo las cooperativas y luego bodegas como Godeval, Rebolledo o La Tapada, y sus variedades más significativas: Godello, Treixadura, Garnacha, Brancellao, Dona Branca. Por suerte, son muchos más que los ocho vinos que hemos escogido los que cuentan la historia y el presente de Valdeorras.