GESTIONANDO INICIATIVAS

Variables que influyen en el comportamiento emprendedor en España

El emprendedor necesita visión,  motivación y un buen equipo de trabajo.Uno de los componentes que más suelen influir en el emprendedor es la competitividad.

La situación económica resulta cada vez más compleja y cambiante. Los emprendedores deben enfrentarse diariamente a un amplio conjunto de variables, que pueden llegar no solo a modificar su estrategia empresarial, sino incluso a la supervivencia de su negocio. Lo anterior no debe considerarse como una rémora al desarrollo de su actividad, sino más bien al contrario, debe ser un reto. Las continuas mutaciones de la realidad económica permiten contar con nuevas oportunidades empresariales, ventajas y facilidades que deben ser tenidas en su justa medida para el desarrollo de las actividades.

Sin duda, la componente con mayor influencia sobre el emprendimiento es la competitividad. Resulta evidente que la supervivencia empresarial, sobre todo la de actividades de pequeño y mediano tamaño, que son las más sensibles a los cambios económicos, pasa por mejorar los niveles de competitividad. Para ello es necesario encontrar la forma de satisfacer las cada vez más crecientes y cambiantes necesidades de los clientes. Es necesario, por lo tanto, construir un nuevo tipo de empresas, en especial microempresas, trabajo autónomo, cooperativas y asociaciones, que necesariamente deben operar a través de redes integradoras y en cooperación entre el sector público y el privado.

Para que esto funcione es imprescindible señalar aquellas variables que condicionan el éxito del emprendedor, con el objetivo de tratar de conseguir el mayor éxito de su negocio. En primer lugar, es fundamental que la persona emprendedora tenga“visión”. Esto es, debe poseer la habilidad necesaria para ver la imagen futura deseable de su negocio. En segundo lugar, es preciso que el emprendedor tenga la suficiente motivación para triunfar y, al mismo tiempo, contar con la habilidad suficiente para establecer metas y alcanzarlas. En tercer lugar, y aunque es muy recomendable contar con un buen equipo de trabajo, es imprescindible que el emprendedor desarrolle su actividad económica según su criterio. Muy relacionado con el elemento anterior se encuentra una cuarta variable, que es la capacidad del emprendedor para asumir un riesgo controlado.

De esta forma se conseguirá evaluar el riesgo y planificar las estrategias adecuadas en cada momento para su reducción. Paralelamente, el emprendedor debe ser capaz de asumir su responsabilidad por el rendimiento de la actividad económica. En quinto lugar, la persona emprendedora debe disponer de la habilidad necesaria para percibir oportunidades para su negocio. En sexto lugar, es fundamental contar con capacidad suficiente para pensar, planificar y encontrar la mejor solución innovadora a cada situación. En séptimo lugar es necesario contar con la capacidad creativa suficiente para desarrollar con éxito el negocio. Finalmente, el emprendedor debe desarrollar una alta capacidad de colaboración, para compartir experiencias y vivencias, lo que redundará en mayores éxitos empresariales. Cada vez más, el trabajo “en red” es fundamental para conseguir el éxito deseado.

Para que la actividad emprendedora tenga éxito es necesario “permeabilidad”. Es imprescindible que el emprendedor actúecon el mejor equipo humano posible, con personas y entidades dentro y fuera de su empresa. Además, es básico que sea capaz de enfrentarse a situaciones cambiantes para identificar y desarrollar ventajas cooperativas. 

Si lo anterior se consigue, el éxito no solo se queda en el emprendedor, sino que va más allá. Si se incentiva la creación de negocios propios, en especial de pequeño y mediano tamaño, esto se traduce en la generación de un importante volumen de empleo. Según el Directorio Central de Empresa (DIRCE) del Instituto Nacional de Estadística (INE), más del 99% de las empresas que hay en España son Pequeñas y Medianas Empresas (PYMEs), que son las que generan la mayor parte del empleo (64%). Asimismo, como los emprendedores tienen que conseguir que su actividad económica se produzca de la forma más eficiente, para ser competitivos en costes y calidad, esto posibilita un mayor ahorro en la utilización de los recursos. Gracias a esta “visión”, el emprendedor podrá ofertar nuevos productos para satisfacer las cambiantes y crecientes necesidades de los consumidores. Por lo tanto, el emprendedor debe ir un paso más adelante que la simple satisfacción de las necesidades actuales.Debe ser un visionario.

Ahora bien. Si es indiscutible el importante papel económico y social del emprendedor ¿Por qué en España nos cuesta tanto emprender? ¿Y por qué cuando lo hacemos, la tasas de éxito son más reducidas que a nivel europeo? La explicación de estos resultados puede ser múltiple. En primer lugar, las diferencias culturales condicionan nuestra capacidad emprendedora. En segundo lugar, no siempre las iniciativas promovidas son llevadas a cabo por personas innovadoras, que si bien pueden dirigir un negocio, no tienen que tener necesariamente la capacidad de crear una organización. Hay que ser realista, no es fácil ser emprendedor, no todo el mundo vale para ser emprendedor. En tercer lugar, en España se manifiesta un mal endémico, que es la fragilidad del espíritu empresarial, que puede responder a incomprensión de la sociedad por la actividad emprendedora y/o la excesiva aversión al riesgo de la población.

Finalmente, las medidas públicas para el fomento del emprendimiento tampoco han ayudado todo lo que debieran. La Ley del emprendimiento ha pasado sin pena ni gloria y medidas fiscales como el IVA de caja han tenido una repercusión muy limitada. En España los poderes públicos aún no han sido capaces de diseñar una política económica en materia de emprendimiento que permita desarrollar nuevas iniciativas empresariales. Esta es una de las asignaturas pendientes para el nuevo gobierno. 
 

Alberto Vaquero García es Profesor Titular de Economía Aplicada en Grupo de Investigación GEN de la Universidade de Vigo.

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