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La Velvet Underground: cuando la modernidad te alcanza con los años

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El disco del "plátano" es, quizás, el más importante de la historia del rock n'roll. Sin él no serían lo mismo géneros como el noise o el punk

Hace unos días, en una mañana de Semana Santa pinché en casa el disco del "plátano" de la Velvet Underground & Nico. "Un ejercicio nostálgico en estas fechas siempre está bien", pensé. Comencé, como lo hacen los buenos mitómanos, por su cara B. Empezaron a sonar los 07,05 minutos de “Heroin”. Pronto se hicieron dueños del salón. A medida que el disco avanzaba mi percepción de lo que estaba haciendo cambió. Aquello que sonaba era de todo menos nostálgico. Si uno es capaz de escuchar este disco dejando a un lado las imágenes de aquellos años que siempre lo acompañan, el mito de Reed, las leyendas sobre la banda  y demás historias,  lo que realmente uno encuentra es algo absolutamente moderno, y transgresor para estos tiempos que quizás no son tan avanzados como se prometían allá a finales de los 60. 

Es posible que sea el disco más importante de la historia del rock and roll tal y como lo conozco. Piensen, antes de que llegasen Reed, Cale y compañía, el mundo no conocía ni el glam, ni el krautrock, ni el punk, ni la new wave, ni el noise, ni el tan manoseado indie. Básicamente, porque no existían. Y quizás, estos géneros no se desarrollarían como lo hicieron si no hubiesen tenido a la Velvet como gran detonador.

Mientras admiraba una vez más el diseño de su portada –icónica, eterna y magnética– leía los créditos. Sonaba ya "European Son" entre sonidos extraños, acordes y riffs indescriptibles. A veces uno tiene tan interiorizadas tantas cosas que se vuelven cotidianas y se pierde el contenido de su arte y el valor de su vanguardia. Andy Warhol hizo la portada de este disco. Andy Warhol. Para una banda de marginados. ¿Qué sería lo más parecido ahora? No hay símil posible. 

Hace 51 años este disco fue un fracaso de ventas absoluto, un fiasco. Hoy en el 2018 casi todas las bandas que escucho, e incluso las que no, sueñan con llegar a crear o transmitir una pizca de la magia, la frescura y el misticismo que la banda desprende en este disco. Demasiado complejo cuando nació para entenderlo, demasiado mitológico medio siglo después para alcanzarlo. Esa es la modernidad eterna de la Velvet Underground.

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