Viaje por los grandes árboles de Galicia

Castaño de Pumbariños en el Souto de Rozabales o Rozavales (Manzaneda).
photo_camera Castaño de Pumbariños en el Souto de Rozabales o Rozavales (Manzaneda).

La provincia de Ourense atesora en sus montañas algunos de los más longevos seres vivos de nuestra tierra. Y la de Pontevedra: la mayor variedad de árboles exóticos que se adaptaron a su clima templado

FOTOS: ÓSCAR PINAL, JOSÉ PAZ, JORGE V. LANDÍN, F.J. GIL  Y ARCHIVO


Dos tercios de la superficie de Galicia está poblada por árboles. Más de dos millones de hectáreas. Pero en esa inmensa masa forestal conviven ejemplares sobresalientes por su edad, tamaño, por ser los únicos de su especie. Auténticos monumentos naturales que, al igual que los arquitectónicos, están catalogados y protegidos. Son 159 árboles singulares y 40 conjuntos que van, desde pequeñas agrupaciones a auténticos bosques. Están repartidos por toda Galicia, pero de forma heterogénea.

Así, mientras Ourense atesora los castaños más longevos y bosques singulares de tejos y abedules, en la provincia de Pontevedra se encuentran los árboles más raros. En los montes ourensanos el patrimonio natural viene dado por la explotación ancestral de los bosques, algunos de ellos ya abandonados, en provincias como A Coruña y Pontevedra son los jardines públicos y los pazos los que atesoran sus mayores joyas vegetales. Este patrimonio natural se ha convertido en el argumento de rutas turísticas y de senderismo.

Si viajamos por la Galicia interior, encontraremos árboles que han sobrevivido toda suerte de acontecimientos históricos. El castaño de Pumbariños, en Manzaneda, ya estaba plantado en el Souto de Rozavales cuando se produjo la revuelta Irmandiña, en el siglo XV y cuando Colón descubrió América. El conjunto fue catalogado como monumento natural, al igual que este ejemplar de castaño europeo (Castanea sativa) cuyo tronco tiene un perímetro colosal que se acerca a los 13 metros. Hacen falta muchos brazos para abarcarlo. El diámetro de copa es de algo más de 18 metros y la altura no alcanza los 17.

Estamos ante un ejemplar que han rendido impagables servicios a decenas de generaciones de gallegos que recolectaron sus frutos antes de que la patata sustituyese a la castaña en la preparación de los guisos y cocidos tradicionales y de la poda de sus ramas al igual que del resto de los ejemplares que conformaban este souto se obtuvo leña para mantener las casas calientes en los fríos inviernos del Macizo Central Ourensano. El Souto de Rozavales o Rozabales, se encuentra en la parroquia de San Martiño de Arriba, en Manzaneda y se ha convertido en uno de los atractivos de este municipio, junto con sus glaciares y la estación de montaña de Cabeza Grande de Manzaneda.

De los catorce grandes castaños que están incluidos en el “Catálogo de árboles singulares de Galicia”, doce se encuentran en la provincia de Ourense. Manzaneda, Vilariño de Conso, Viana do Bolo, Laza, Xinzo, A Mezquita, Os Blancos y Parada de Sil son las localizaciones de los más relevantes. Pero el castaño no es la única especie que destaca en esta provincia, aunque sí la que ofrece ejemplares más longevos y espectaculares.

Entre las formaciones arbóreas ourensanas, aparte de los soutos, las dos más emblemáticas incluidas en el catálogo de arboles y formaciones singulares se encuentran en el extremo oriental. La primera que recibió catalogación fue el Teixedal de Casaio, situado en la parroquia de Casaio, en el municipio de Carballeda de Valdeorras. Es el bosque de tejos más importante de Galicia y uno de los mejores de España. Su valor no reside en su extensión, ya que apenas supera las dos hectáreas. Pero sí en el carácter de bosque primario. No fue plantado por el hombre. Al contrario, sobrevivió hasta nuestro tiempo gracias a su alejada situación de toda actividad humana durante siglos. Unos cuatrocientos tejos conviven con otras especies arbóreas como serbales de cazadores o robles. Hay tejos centenarios al lado de otros jóvenes que luchan por la luz del Sol mientras otros, arrancados de raíz por algún temporal yacen en un suelo totalmente primigenio, al pie de la ladera de Pena Trevinca.

Tejo centenario en el Teixedal de Casaio.

 

Tejo centenario en el Teixedal de Casaio.

En el municipio vecino de A Veiga se encuentra el Bidueiral de Xares, al que se accede desde la carretera que va desde Xares a Seoane. Incorporado al catálogo de árboles singulares en 2011, su extensión no es tan grande como sucede con el Bidueiral de Gabin, al pie de San Mamede por la ladera de Montederramo (y que todavía no ha sido incluido en ese catálogo). Al contrario, puede que no llegue a un centenar de árboles, rodeados de ejemplares de otras especies como el carballo rebolo (Quercus pyrenaica), el roble común (Quercus robur) y otros árboles de presencia habitual en este entorno.

Castaños que ya estaban dando cosechas y leña cuando Colón llegó a América. Tejos de un bosque primigenio que se encuentra en los confines de Galicia. Olivos de quinientos años que dan sombra en un paseo que describe un rectángulo. Secuoias, alcanforeros, eucaliptos y, por supuesto, camelias. Son algunos de los árboles singulares de Galicia que se pueden visitar practicando senderismo por las montañas de Ourense o siguiendo una ruta por los pazos y castillos de las provincias de Pontevedra y A Coruña. Conforman nuestro patrimonio natural, tan importante como el arquitectónico y sin embargo mucho más desconocido.

La comarca de Valdeorras, a la que pertenecen ambos bosques representa el punto de encuentro de bosques boreales y mediterráneos, ya que es en ese territorio donde encontraremos la mayor concentración de encinas (Quercus ilex) de toda Galicia. En la Serra da Enciña da Lastra, en el municipio de Rubiá de Valdeorras se encuentra el único ejemplar catalogado de esta especie, la Aciñeira de Covas.

Quercus es un género de árboles que tienen una larga historia en Galicia. Tanto, que han dejado su impronta en la toponimia de municipios y parroquias de prácticamente las cuatro provincias. Del Quercus ruber, Carballiño, Carballeda de Valdeorras, Carballedo, en la Ribeira Sacra lucense (donde se encuetra el mayor número de robles protegidos por el catálogo) y Carballo en A Coruña. Del Quercus suber, el alcornoque, Sober, también en Lugo y muchas localidades que se conocen como Sobreira y Sobradelo, en las provincias de Ourense y Pontevedra. Antes de abandonar la provincia de Ourense, todavía podemos visitar una joya vegetal en el corazón de la capital de la provincia. Se trata de la Sobreira de Loña, al lado del CEIP Manuel Sueiro y la Iglesia de Cristo Rey. Con sus más de veinte metros de altura y tres siglos y medio de historia es un monumento viviente singular dentro de su especie, los alcornoques.

Del bosque al jardín

Frente a los bosques y árboles que encontramos en su medio natural, en la provincia de Pontevedra lo que destacan son aquellos que forman parte de entornos diseñados por el hombre con fines ornamentales en jardines de pazos, calles, parques y alamedas, en la mayoría de los casos con una edad media entre 100 y 150 años, aunque se pueden encontrar algunos más antiguos. Son, mayoritariamente, especies foráneas, incorporadas como parte de una colección botánica en una época en la que la diversidad vegetal dominante era la autóctona.

El mejor itinerario para descubrir esos singulares especímenes es realizar una ruta por los grandes pazos de las Rías Bajas. Comenzando por el pazo de Castrelos, en Vigo, donde se encuentran catalogados varios ejemplares entre los que destacamos la camelia Matusalén, situada en el jardín posterior del pazo, rodeado de un seto de boj. Ya era una camelia impresionante cuando el Alfonso XIII visitó el pazo en 1927. Fue plantado en la década de 1860 hace ya más de siglo y medio y si no fue el primero de Galicia sí puede considerarse el más veterano en pie. Eucaliptos, hayas y tulíperos completan la lista de especies catalogadas en el parque del pazo vigués.  

Camelia Matusalén en el Pazo de Castrelos.

 

Camelia Matusalén en el Pazo de Castrelos.

Todos los pazos de las Rías Bajas incorporan camelias a sus jardines, un árbol que llegó del Japón y se ha convertido en un elemento más del paisaje y los jardines gallegos. Entre los que cuentan con más variedad de camelias, cabe destacar el de Rubianes, al lado de Vilagarcía. Su jardín no solo sobresale por esa gran diversidad. También por contar con ejemplares de otras especies dignas de contemplar como los alcanforeros centenarios entre los que se encuentra el mayor y más antiguo de Europa.

La mayoría de los pazos gallegos muestran jardines ordenados, incluso en lo que se refiere a sus colecciones botánicas con árboles singulares de prácticamente todos los continentes. Pero en algunos predomina el aspecto deliberadamente desorganizado imitando el efecto de un bosque espontáneo, como sucede en el pazo de Montero Ríos en Lourizán, con su espectacular Cedro del Líbano y sus gigantestas secuoias o en el de Santa Cruz en Rivadulla en Vedra, donde encontraremos el mayor y más antiguo paseo flanqueado por olivos, con ejemplares de más de cinco siglos de edad.

Paseo de los olivos del Pazo de Santa Cruz en Vedra.

Paseo de los olivos del Pazo de Santa Cruz en Vedra.

En esta ruta por las Rías Bajas no podemos olvidar el Castillo de Soutomaior con su jardín de árboles centenarios,muchos de ellos de gran envergadura, como la Araucaria araucana. O su colección de manzanos, en el que se pueden encontrar todas las variedades capaces de arraigar en esta tierra de clima templado.

Desde hace siglos vigila el castillo de Soutomaior una espectacular sobreira o alcornoque. Se encuentra en el alto de A Peneda. Es el ejemplar que vemos en la portada, última incorporación al catálogo de árboles singulares de Galicia. 

 

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