El vino se abre camino ante la crisis

En cosechas anteriores, con el año a punto de pasar su ecuador, los vinos ourensanos se convierten en noticia por un abultado palmarés de premios en los concursos internacionales. Burdeos, Bruselas y otras citas, fueron aplazadas como consecuencia de la crisis del coronavirus. También importantes ferias del vino, como la de Amandi, Quiroga y el Ribeiro y sigue pesando sobre las que todavía no se han descolgado del calendario, como Monterrei y Valdeorras, la incógnita de cuál va a ser la manera en que se celebren, dentro de la “nueva normalidad”, si es que llegan a abrir sus puestos al público. Todos esos acontecimientos tienen una gran repercusión porque sirven para dar visibilidad a los vinos de la nueva cosecha. Aunque hay bodegas que se adelantan, incluso a las últimas semanas del mismo año, cada añada suele lanzarse al mercado con el arranque de la primavera en un ciclo que se extiende hasta entrado el mes en el que nos encontramos actualmente. Pero 2020 ha dejado en suspenso todo ese proceso. Y mucho más. El cierre del sector de la hostelería, no solo en España sino también en la mayor parte de los países europeos, bloqueó la salida de decenas de miles de botellas de vino ourensano que tienen como destinatario el canal de hostelería, conocido por el acrónimo Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías). Para las pequeñas bodegas, que son la mayoría en Ribeiro, Ribeira, Sacra, Monterrei y Valdeorras, el confinamiento supuso un auténtico drama. Al ser su producción más reducida, sus vinos no entran fácilmente en los canales de alimentación, salvo en vinotecas y tiendas gourmet. Con la hostelería cerrada durante dos meses en los que se incluía uno de los momentos de más consumo como son las vacaciones de Semana Santa, no son pocas las pequeñas bodegas que tienen todavía los depósitos llenos de vino. “Si el vino no sale, no solo se produce un problema económico a corto plazo para estas pequeñas bodegas”, explicaba a este periódico el enólogo Pablo Estévez, “también un problema a medio plazo porque cuando llegue la vendimia de 2020 podrían no tener espacio para elaborar y almacenar el vino de la nueva campaña”. La falta de capacidad de almacenamiento, causó una gran alarma en el sector petrolero. Al caer la demanda, la mayor parte de la industria del sector se quedó sin capacidad para almacenar el petróleo que no vendían e incluso entró en pánico hasta el punto de pagar por librarse del excedente. Los últimos años nos han sorprendido con precios negativos, como sucede todavía con el euríbor, el interés de referencia con el que se prestan el dinero entre los bancos y en el pasado mes de abril, con petroleras pagando más de 30 dólares por barril a quien se llevase su producción, porque les salía más caro cerrar los pozos. ¿Podría producirse esa situación en el vino? La opinión de los expertos es unánime. En Galicia no va a suceder y la reapertura que se ha iniciado en la fase 1 de la desescalada y sobre todo en la fase 2, permite albergar esperanzas de que todo vuelva a la normalidad, sin causar grandes perjuicios. Las bodegas echaron mano de nuevos canales de venta “Todo va a depender de cómo evolucione ahora la situación -señala el enólogo Älvaro Bueno- porque durante casi tres meses, los bodegueros han tenido que seguir haciendo frente a sus gastos, pagar nóminas, etcétera, pero con pocos o ningún ingreso, sobre todo los que tienen su producción más orientada al sector de la hostelería. Y el vino es un sector en algunas zonas de Ourense en las que es el gran motor de su economía, por lo que si la situación se pone difícil para él, se pone difícil también para su entorno”. La situación no es igual para grandes bodegas que para las pequeñas. Las que distribuyen parte de su producción en el canal de alimentación han tenido garantizada su venta. Incluso con momentos de más demanda. Colleiteiros y pequeñas bodegas sí han sufrido las consecuencias del cierre de la hostelería. Pero no se han quedado quietos. Es el caso de un grupo de colleiteiros que han decidido unirse y lanzar al mercado un vino exclusivamente para el sector de la alimentación, mediante una singular alianza que consiste en aportar cada colleiteiro una parte del vino de la cosecha de 2019 que todavía está en depósitos, y hacer un ensamblaje de manera que con el vino de varios colleiteiros se elabore un único vino. En dos semanas saldrá al mercado bajo la marca “Xuntos”. La primera remesa será de 5.000 litros de vino blanco y 1.000 litros de tinto. “Somos colleiteiros de distintas zonas del Ribeiro -explica Brais Iglesias, presidente de la Asociación de Colleiteiros- y hemos confiado en dos enólogos, Álvaro Bueno y Pablo Estévez, para que sean ellos los que se ocupen de darle a ese vino de vinos un carácter y una personalidad que haga que sea tan bueno como singular es la idea. Para este proyecto contaron con el apoyo de la bodega Adegas Terrae, que les ha prestado las instalaciones y colaborará con ellos en su comercialización. Otras bodegas, como la de Antonio Montero, que también destina la mayor parte de su producción al sector de la restauración, han apostado por la comercialización de packs con botellas de sus marcas para lanzarlos a través de las tiendas que venden a través de internet o a través de la tienda de su propia web. “Durante esta crisis se ha hecho patente el crecimiento de la venta de todo tipo de productos a través de internet -comenta Alejandro Montero- y el vino no ha sido una excepción. Desde Amazon hasta portales especializados. Cuando tienes asegurada la venta a través de la distribución convencional, le prestas poca atención a ese canal, pero en estas circunstancias nosotros hemos puesto más interés en él y apostamos por esa vía como salida alternativa”. Desde el consejo regulador del Ribeiro dieron apoyo a esa venta electrónica que muchas de sus bodegas han intensificado mediante la iniciativa “Ribeiro en Casa”, una página dentro de la web de la DO dedicada a dar visibilidad a las tiendas online de aquellas bodegas de la denominación de origen que cuentan con esa funcionalidad en sus respectivas páginas web. Incluso grandes bodegas, como Viña Costeira, también ha puesto más énfasis en sus redes sociales como medio de difusión de sus vinos. En sus instalaciones en Ribadavia, Costeira cuenta con espacios dedicados al enoturismo que por razones obvias en estas semanas permanecieron cerrados, pero no por ello estuvieron inactivos y su enólogo, Manuel Castro mantuvo a través de la cuenta de Instagram de la bodega sus catas abiertas al público en las que no solo difunde los vinos del grupo Costeira elaborados en Valdeorras y el Ribeiro, también constituyen una auténtica lección magistral sobre las variedades autóctonas gallegas y sus matices. El Ribeiro no fue la única región vinícola con una gran cosecha, en términos de cantidad y calidad. También Monterrei y Ribeira Sacra. En el caso de esta última es en la que se hace más patente el minifundismo y la micro empresa, con producciones de unos pocos miles de botellas que están destinadas generalmente a su venta en restaurantes. La búsqueda de soluciones alternativas también estuvo presente en esta región vinícola y Alma das donas, una bodega situada en Pantón, muy cerca del monasterio de Pombeiro, con su bodeguero, el italiano afincado en Galicia Roberto Flamini al frente desarrolló un vino para venta en exclusiva para particulares, a través de la web de la bodega: “Rumore”, un tinto mayoritariamente elaborado con Mencía. Valdeorras, que llevaba acumulando varias cosechas deficitarias, la de 2019 que superó con creces a las anteriores en volumen les ha servido para resarcirse de una situación en la que la demanda de los vinos superaba con creces la oferta de su medio centenar de bodegas. Con un perfil heterogéneo, en cuanto a dimensión, una característica que es común a todas las regiones vinícolas gallegas, la mayor parte de ellas ya habían iniciado la comercialización de los vinos antes de la declaración del estado de alarma, por lo que el stock paralizado es mucho menor y confían, en la mayoría de los casos, tenerlo liquidado antes de que entre la próxima cosecha. Pasado el grueso de la crisis sanitaria, la incertidumbre se cierne ahora sobre la situación económica que queda como consecuencia de ella. Pero el sector del vino en la provincia de Ourense está demostrando disponer de iniciativas e imaginación para encarar cualquier situación que se le ponga delante, como hizo en la crisis anterior, de la que salió fortalecido de manera especial en los mercados internacionales. Como buen ourensano, el vino sabe buscarse la vida. Y si no es en su tierra, lo hace mundo adelante.