Maldito es un Valdeorras de A Rúa, un polivarietal tinto en el que predomina con un 85% la variedad Mencía.
Tras casi dos décadas de director técnico de la denominación de origen Ribeiro, Pablo Vidal dio el salto y se puso manos a la obra elaborando sus propios vinos. Bajo la firma “Vinos con personalidad” inició hace dos años una colección de vinos singulares, elaborados en fincas de diferentes localizaciones y denominaciones de origen. Todos tienen en común que son vinos de guarda, cuyas uvas han sido cultivadas y después vinificadas para que una vez en la botella puedan evolucionar y mejorar y tener una vida más prolongada.
No es casualidad el nombre: Vinos con personalidad. No se trata de un eslogan publicitario sino de una definición común a todos ellos. “Cuando hablo de los vinos los defino con rasgos y cualidades semejantes a las personas”, explica Pablo Vidal, “Madurez, carácter, complejidad...”
Maldito, Renacido, Luxuria, Desterrado... cada uno de los vinos tiene un origen, una tierra, un perfil climático diferente. El primero es un Valdeorras de A Rúa, un polivarietal tinto en el que predomina con un 85 por ciento la variedad Mencía. Es una uva que se expresa de manera extraordinaria en Valdeorras, en los suelos arcillosos y pizarrosos, de clima casi mediterráneo que propicia el valle del Sil. Redondeada con un 10 por ciento de Garnacha tintorera de cepas viejas y afinado con un 5 por ciento de Brancellao, Sousón y Caíño longo. Fermentado y madurado con sus lías finas en depósito de acero, una parte se vinifica en barrica de roble francés de 300 litros para luego ensamblar siguiendo el sabio criterio de una nariz y un paladar extraordinariamente afinados, a fuerza de haber catado miles de vinos cada año durante décadas. El vino madura en la bodega y no sale de ella hasta pasado un año. La cosecha que está en el mercado es la de 2015. Un vino que define la gran riqueza que todavía está por explorar en materia de tintos.
En el Ribeiro, elabora Renacido, en Monterrei, Luxuria y en Ribeira Sacra, Desterrado. De momento son los cuatro vinos que conforman más que una colección, una familia, pues han sido mimados como hijos desde el mismo momento en que fueron alumbrados como ideas.
