ENTREVISTA

Un ourensano en la élite del hockey

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photo_camera El árbitro ourensano Daniel Rodríguez, dirigiendo tres de los partidos en la élite del hockey hierba.

Daniel Rodríguez, formado como jugador en la base del Albor, ascendió recientemente al grupo 4 de colegiado internacional

Desde el colegio de O Couto y la base del Albor a ser una de las grandes realidades del arbitraje del hockey nacional, siempre con un ojo puesto en su casa, Ourense.

Daniel Rodríguez, árbitro de división de honor de hockey y recientemente ascendido al grupo 4 internacional, vive con normalidad su crecimiento dentro del mundo de los colegiados.
Afincado desde hace cuatro temporadas en Madrid, lugar en el que trabaja y vive con su pareja, Daniel dedica gran parte de su tiempo libre al deporte del stick, en el que compagina sus entrenamientos en el hocquet de Territorial madrileña con el arbitraje.

Una pasión que le viene desde que "tenía nueve años. Por aquel entonces comencé a jugar en el Albor, en las categorías de base del equipo. Con 19 años comencé arbitrar de casualidad, porque en la federación pedían que al menos un jugador de cada equipo fuese colegiado y hasta hoy".
Aunque la modestia y la sensación de normalidad le pueden, lo cierto es que desde sus comienzos ya destacó, tanto que al poco tiempo ya pitó finales de Campeonatos de España de base, pita desde hace cinco temporadas en la máxima categoría nacional y con apenas 26 años (la pasada campaña), saltó a las competiciones internacionales.

Una progresión meteórica que Daniel, de nuevo con tranquilidad explica. "El ascenso al grupo 4 internacional lo logré tras pitar la final de la Campeonato de Europa Júnior en Valencia. Al terminar hicieron un informe y saque la máxima puntuación. Es cierto que ya me venían siguiendo desde hace tiempo porque estaba en un programa internacional de árbitros y mira, al terminar llegó el ascenso aunque yo pensaba que con una nota no sería suficiente. Estoy muy contento".

Sobre su nueva etapa, a la espera de las designaciones que le llevarán a pitar fuera de España, el ourensano afirma que "para mí es una forma de vivir nuevas experiencias. Nosotros no cobramos nada por estos arbitrajes salvo los desplazamientos así que es una buena oportunidad para ver sitios y disfrutar, siempre sin marcarme un objetivo. Sé que hay tres niveles más para llegar a lo más alto pero ahora mismo creo que son pasos todavía muy grandes, no me lo planteo".

"Es una forma de vivir nuevas experiencias, una forma de conocer nuevos sitios y disfrutar sin marcarme un objetivo"

El ser jugador y árbitro al mismo tiempo, resulta lógico pensar en la posibilidad de ser más empático con ambos 'gremios'. "Creo que te da un punto positivo el hacer las dos cosas. Entiendes a ambos y ves situaciones que si no has practicado el deporte es difícil de entender". 

Y en cuanto al futuro, de nuevo claro. "Quiero asentarme y seguir creciendo en División de honor, pitando buenos encuentros, pitar amistosos de la selección y seguir disfrutando con el hockey. Creo que el mejor premio que puedo tener como colegiado es que los jugadores a los que arbitro salgan satisfechos con mi trabajo. Ya sabes, cuando menos se nos vea, mejor", destaca entre risas.

El hockey ourensano

Criado en una ciudad de hockey, Daniel ve con cierta pena la situación actual del deporte en la ciudad, más ahora que conoce la situación de otras federaciones de primera mano. "Todo lo que está pasando en Ourense es el fruto de lo que se ha hecho en los últimos años. Se ha ido dejando morir todo, no hay iniciativas nuevas...no hay evolución y cuando veo partidos en la ciudad, a veces se te cae un poco el alma a los pies. La parte positiva, es que sigue saliendo gente. El otro día vi a Manu Prol y a Antón Parente y dices, por lo menos dos jugadores en la élite nacional".

Cuestionado sobre la posibilidad de volver a la élite en la que estuvieron los conjuntos ourensanos, el árbitro ourensano cree que "actualmente lo veo dificil. Fíjate que el Barrocanes, que ahora mismo es el referente en Ourense tiene siempre los mismos problemas. No pueden pagar y al final hay problemas con los trabajos, estudios y demás. A eso hay que sumarle que el nivel de la competición en Galicia es muy bajo y aunque tienen buen equipo, llegan sin ritmo y eso es lo que les pasó este año, que se quedaron a las puertas de lograr el objetivo porque no estaban acostumbrados a jugar al máximo nivel".

Por último, sobre volver a pitar en Mariñamansa en la máxima categoría. "Ya lo hice en la última etapa del Barrocás hace años pero aunque es especial, no me caso con nadie, ya lo dicen muchos amigos míos. Es bonito ver a gente con la que has compartido campo y a jugadores que llegan al máximo como dije antes, y eso al final es lo mejor, poder compartir con gente que conoces este deporte".
 

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