DESENFOCANDO

Vivir el fútbol como un niño

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photo_camera El más feliz de todos los presentes en O Couto.

En el descanso del partido entre la UD Ourense y el Sanxenxo, uno de los pequeños que disputaba una pachanga llamaba la atención sobre el resto. Era el más menudo, pero también el más feliz. Mostraba una alegría que contagiaba. 

El fútbol mueve cada día millones de masas y por ello muchas veces se relaciona con el negocio supera a lo deportivo. Pero siempre quedan escenas que te muestran un fútbol puro, alejado de los focos mediáticos. 

El pasado domingo en el estadio de O Couto me sorprendió la felicidad de uno de los niños que saltaron al terreno de juego para participar en una pequeña pachanga entre niños de la base de la UD Ourense durante el tiempo de descanso. Llamaba la atención por varias cosas. La primera, era el más pequeño de todos o por lo menos en lo físico. Sin embargo, la ilusión de verse allí, jugando ante la atenta mirada de familiares, le hizo pelear cada balón. No porque quisiera regatearse a todos los rivales o quisiera ser el mejor. Con tocar el balón era feliz. Un toque, dos como mucho y sonreía. Y te contagiaba. Una escena maravillosa. Felicidad con tan solo tocar un balón. 

Sin embargo, su despreocupación por ser mejor o peor que sus teóricos rivales también quedó reflejada en ese corto instante. En un momento dado se percató de que alguien desde la grada lo observaba. Pasó el balón cerca de él, pero decidió no pelearlo. Lo que de verdad quería era saludar a sus seguidores. Brazo al aire y una sonrisa cómplice. No importaba el resultado. Lo que tocaba era disfrutar. ¡Y es que no todos los días juegas ante tanta gente! Su imagen, la de un niño con una sola preocupación: pasar un buen rato. Ojalá todos vivieran el fútbol como los niños. Sería mucho más divertido. Y más sano también. 

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