SALUDABLE

"A mí me funciona” y otras hierbas de la misma raíz

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En mi amplia experiencia en el sector del Ejercicio Físico y la Salud recuerdo el caso de una antigua e inolvidable clienta, muy apropiado para el tema a tratar.

La señora, próxima a los sesenta y usuaria esporádica de la Sala de Fitness, se enamoró perdidamente de una máquina, la de los músculos oblícuos del abdomen (ver wikipedia). Su obsesión llegó a tal calibre que, las pocas veces que asistía al gimnasio, sólo quería practicar ese artefacto en cuestión.

Según su opinión, gracias al milagroso aparato, había bajado peso, una talla de ropa, se cansaba menos... Si me apuran, desaparecían las arrugas. Por ello -y al ser viuda y millonaria- me ofrecía el dinero que pidiese para llevarse la máquina a su casa.


Cuestión de apreciación


Ustedes pensarán que aproveché convenientemente la oportunidad de mi vida. Pues no. La máquina permanece hoy en la sala y quien esto escribe intentó explicar a la millonaria -de la mejor forma posible- que trabajaba en exclusiva una pequeña porción de su musculatura y no “eliminaba grasa en la barriga”.

 Que esas afirmaciones eran meras impresiones personales, difícilmente corroborables con un método de medición fiable. Que, asistiendo una vez por trimestre al gimnasio, era imposible lograr esos “objetivos”, a pesar de meterse ese día un empacho de oblícuos. Por cierto, pésimamente ejecutados.

“Usted dirá lo que quiera, pero a mí me funciona”, me respondió. Tomó nota de la marca y modelo. No volvió nunca más. Supongo que la réplica ocuparía un lugar de privilegio en el salón de su mansión, si su considerable peso no le hundió el parqué.


Consejos vendo


Este recuerdo viene en relación a la insana costumbre de recomendar a parientes y conocidos productos, medicinas, actividades y ejercicios, con el simple y rotundo argumento de “a mí me funciona”. 

Porque en la mayoría de casos no sabemos constatar cómo nos funciona, porque desconocemos las necesidades y características de los demás. Porque no hay dos personas iguales y lo que a mí “me funciona” puede ser pésimo para mi hermano. ¿El mejor consejo? Acudir al profesional y huir de Internet.

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