SALUDABLE

Google, Youtube, Facebook... ¿quién es su entrenador?

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Durante el último Congreso de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia desarrollado en Valencia, se advirtió del enorme problema para la salud que suponen las noticias falsas en Internet

Internet es un instrumento maravilloso para el progreso, que está revolucionando nuestros hábitos de forma inmediata. Pero todo lo creado y manejado por humanos tiene una parte mala -en algunos casos perversa- que debemos discenir con sentido común y prudencia.

En nuestra profesión, las redes sociales son un prodigioso medio para la formación, el intercambio entre expertos, la captación o la relación con los clientes. Uno de los grandes problemas, precisamente, consiste en interpretar y diferenciar entre la información científica y el mucho material sin ningún tipo de respaldo que pulula en “la nube”. 


Los peligros de la red


Durante el último Congreso de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia desarrollado en Valencia, se advirtió del enorme problema para la salud que suponen las noticias falsas en Internet. 

Supuestas vacunas que causan autismo, alimentos que curan el cáncer, dietas que nos asemejan a nuestros sanos ancestros... En las redes sociales escribe cualquiera. El caso es respaldar los argumentos con pruebas, análisis o estudios rigurosos. Ahí patinan muchos de los gurús que sientan cátedra detrás de la pantalla. Pero pocos reparan en estos detalles, asentando como cierto una mentira repetida mil veces, como apostaría Joseph Goebbels (buscar en google).


Sanadores sin fundamento


El ámbito del Ejercicio Físico no es muy diferente al de la medicina o la alimentación, dos de los sectores más expuestos a los bulos. En páginas universalmente conocidas como ‘Youtube’, ‘Instagram’, ‘Facebook’, etc... abundan personajes sin ningún tipo de cualificación que se anuncian como sanadores de todo tipo de problemas -diabetes, hernias discales, vértigo ¡cáncer!- por medio de sus milagrosos ejercicios. A distancia y a un toque de ratón. 

La sola idea de tratar una patología de la columna sin un trato personal con el cliente ya debería hacernos sospechar. Pero uno de los grandes problemas derivados de Internet es la peligrosa tendencia al aislamiento. A evitar el trato con un profesional competente. También a creerse médico o fisioterapeuta tras ver cuatro ‘tutoriales’. Es triste. Y no es un bulo. 

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