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¿El mejor deporte para los niños? El que practiquen

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Demos por fantástico que un niño sienta la necesidad de moverse en este ambiente de comida industrial, de paisajes de asfalto, de un ocio dominado por móviles y videojuegos que los convierten en zombies.

¿Cuál es el mejor deporte formativo para nuestros hijos? Pues tal y como están las cosas, el que quieran practicar. Tengamos en cuenta que España es hoy el segundo país de la Unión Europea en obesidad infantil. Demos por fantástico que un niño sienta la necesidad de moverse en este ambiente de comida industrial, de paisajes de asfalto, de un ocio dominado por móviles y videojuegos que los convierten en zombies.

Está sobradamente demostrado que la práctica de deporte y ejercicio físico favorece y mejora el desarrollo físico, intelectual y social del niño. Las sociedades más sedentarias y perezosas se enfrentarán a enormes problemas y gastos en el futuro, relacionados con todo tipo de enfermedades y trastornos. 


Natación, atletismo y artes marciales


Por mi parte, les recomiendo tres deportes que entiendo fundamentales para la vida: La Natación, el Atletismo y al menos un Arte Marcial.

La Natación es innegociable y una necesidad vital. Todos debemos desenvolvernos en el agua, llegado el caso. Y si nuestro hijo siente miedo a este medio, es una razón de más para confiarse a un buen profesional y exorcizar todos los demonios.

El Atletismo. Correr y saltar son dos de los movimientos más naturales del ser humano. Correr y saltar lo hace cualquier niño, hacerlo con la técnica adecuada compete a un entrenador. El atletismo es, además, una base física formidable para practicar cualquier deporte en el futuro.


Defensa, ejercicio y disciplina


Practicar un Arte Marcial es importante para aprender a defenderse, mejorar la condición física y asimilar una disciplina. Por mi formación les aconsejo el Judo desde los seis años, si bien existe un amplio abanico de posibilidades y gustos en nuestra ciudad.

Advierto a los padres varios detalles. Primero, el niño puede probarlo todo, pero sólo él debe elegir su deporte. Las imposiciones -excepto en la necesaria natación- provocarán rechazo. Segundo, aunque los progenitores sean muy competitivos, su hijo puede no serlo. No le obliguen a dejar lo que eligió por diversión. Tercero, no le castiguen quitando el ejercicio. Castíguenle sin el móvil y las “maquinitas”.

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