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Todo deportista debe pasar (y quedarse) en el gimnasio

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photo_camera Cualquier deportista profesional tiene hoy en la sala de pesas una parte necesaria de su entrenamiento para mejorar su rendimiento en la competición.
Nada se suele dejar al azar en la elite, en especial cuando una décima de segundo marca la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Cualquier deportista profesional, de cualquier modalidad reconocible tiene hoy en la sala de pesas una parte obligada y necesaria de su entrenamiento para mejorar su rendimiento en la competición. Un entrenamiento dirigido y programado por un profesional, aunque de todo hemos visto por el mundo. 

En muchos casos, el deportista y/o equipo también disponen de rehabilitador, nutricionista, psicólogo y un médico especialista. Nada se suele dejar al azar en la elite, en especial cuando una décima de segundo marca la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Pero esos privilegiados son una minoría frente al inmenso número de deportistas semiprofesionales- o aficionados de alto nivel de nuestro país.


Mileuristas y sin recursos


Podríamos definir a los semiprofesionales a aquellos que mantienen un ritmo parejo a los grandes, pero cuyos ingresos por esta actividad -mileuristas deportivos- no les permite pensar en una  jubilación. 

Los aficionados de alto nivel, por su parte, son aquellos que desempeñan otras profesiones en su vida, si bien dedican su tiempo libre a un deporte donde destacan, pero que por su menor repercusión social, apenas tienen recursos para mejorar. Lo normal es que su pasión les cueste mucho dinero. 

Siempre me llamó la atención que estos dos grupos desdeñasen la preparación física en el gimnasio, así como el apartado nutricional. Dos aspectos funfamentales para la mejora de su rendimiento y con una excelente relación entre el coste y su beneficio.


Por muchas razones


Por fortuna, esta tradición se está perdiendo. Cada vez más deportistas son conscientes de la necesidad de acudir a profesionales. No sólo para mejorar su rendimiento. Para aprender a gestionar sus emociones, para corregir las secuelas de un práctica exigente, para prevenir la aparición de lesiones o para mejorar sus -a veces- pésimos hábitos cotidianos. 

También para relacionarse con personas diferentes y comprender que su etapa competitiva es sólo una breve, brevísima parte de su vida. Después el deporte será ocio y el Ejercicio Físico, su medicina preventiva contra trastornos físicos y psíquicos. 

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