RALLYCROSS

12.500 apasionados por el motor

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photo_camera Kevin Hansen termina una de las mangas clasificatorias del domingo por delante de Niclas Gronholm, hijo del bicampeón del Mundo de rallys, Marcus.

El lleno vivido en el trazado luso no es casualidad, ya que el esfuerzo de la organización y la calidad del campeonato son la mejor carta de presentación

Resulta difícil explicar con palabras la emoción que transmite un recinto deportivo lleno hasta la bandera, ya sea fútbol, baloncesto, natación o una competición de motor, como es el caso.
El Circuito de Montalegre, a pesar de la ampliación realizada este año con la construcción de la 'bancada sul', volvió a quedarse pequeño para acoger al aluvión de aficionados que se desplazaron hasta la villa fronteriza, que pasó de los 10.000 habitantes que tiene durante 363 días al año, a superar los 30.000 en lo que dura la competición (8.000 el sábado y 12.500 el domingo). 

El tan utilizado retorno económico es una realidad palpable y evidente en esta situación. Los cientos de coches aparcados en las explanadas habilitadas y la cantidad de seguidores llegados desde fuera de España y Portugal, confirman que el deporte no solo cuesta dinero, lo genera.
No es casualidad. El esfuerzo de la organización supera con creces al de la magnitud de la prueba y eso es mucho decir. Las exigencias del promotor del campeonato y de la FIA crecen cada temporada pero siempre cumplen. Como no, su proyecto para actualizar el trazado y el circuito son el mejor ejemplo de la implicación con un evento que pone a Montalegre en el mapa.
Y es que en el Mundial no se deja nada a la improvisación y la televisión, con los derechos vendidos a más de 30 países ayuda y no poco precisamente.

Además, el campeonato, tanto en formato como en participantes ayuda y mucho. Resulta difícil no irse a casa contento con una prueba que no tiene un solo momento de parón y en el que siempre hay emoción, ya sea entre los World Rx, con sus 600 caballos de potencia y apabullante aceleración, o con los s.1600, que muestra a los próximos campeones de la especialidad.
Cierto es que en fines de semana de sol como el que se vivió este año es de valientes aguantar las dos jornadas, pero... ¿Cuántas veces al año se pueden ver tan cerca a los Loeb, Ekström, Block, Solberg o Scheider?

Como consuelo al 'solanero', el rojo de los cuellos y brazos de los aficionados servirán como tema de inicio de conversación en el café de esta semana, contando lo vivido en un campeonato que seguirá visitando Montalegre cinco años más. Una suerte que debemos valorar.

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