Tribuna

Cansado y aburrido de las elecciones de la FGA

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Después de una campaña electoral de un nivel realmente bajo, con maniobras y movimientos de dudosa ética, de cambios que pretenden ser y no lo son tanto y en el que el discurso se ha basado en llenar las redes sociales de “espías” y “justicieros” con mensajes con poco calado que en vez de mostrar unas propuestas sensatas y realistas llenan cabezas de pájaros, llegan las elecciones a la Federación Galega de Automovilismo (domingo 27 de noviembre).

Llegan y por fin se terminará un culebrón largo, larguísimo, con más sombras que luces y tremendamente enfangado y feo. Después de muchos meses resulta complicado ver una solución más allá de un escrutinio electoral, porque sea quien sea el ganador todo volverán a ser dudas y suspicacias. Lo que en cualquier democracia sería algo hasta “bonito” (entre muchas comillas), en esta ocasión se ha convertido en algo que pienso ha cansado hasta a los propios protagonistas, los candidatos, que llegan con la energía justa para arañar los votos necesarios para hacerse con la presidencia, o lo que sea.

En medio de esa guerra abierta, una sin cualquier tipo de límite, ni sentido común en muchos momentos, están las promesas a micro abierto y los anuncios sobre las próximas temporadas sin detallar nada en dos bandos tan separados en “ideología” como en intereses. Esos intereses en los que me gustaría pensar que no se olvidan de lo verdaderamente importante, el beneficio y crecimiento de un deporte que en Galicia es el segundo más seguido, por afición e inversión.

De todas formas, en esta guerra electoral, los protagonistas de esto no serán ni Iván Corral, ni Toño Troitiño, ni Alfonso García. Los que deben decidir qué es lo que quieren son los que verdaderamente “pagan la fiesta”, los deportistas y organizaciones. Ellos sí son los reyes de este domingo porque en sus manos está decidir quién gobernará.

Dejando al margen la “fiesta” de las escuderías y el censo, de los insultos y de las represalias, de los burofax y de otros movimientos políticos en ambos sentidos, resulta curioso ver también como los grandes perjudicados (el deportista y los organizadores casi nunca salen ganando de estos asuntos. Son algo así como los hijos de un matrimonio que se rompe por las malas) de esto han convertido los meses previos en una batalla abierta, algo que para nada les ayuda. Creo que en muchas ocasiones se han fijado más en el dedo que señalaba, que en lo que se intentaba mostrar.

Y con todo, si los federados consideran que lo que actualmente tienen es mejor que lo que está por venir, bienvenido será, así es la democracia. Evidentemente, si es en sentido contrario, el perdedor deberá aceptar con deportividad el resultado y aceptar el fin de ciclo.

Porque que no se olviden todas las partes, esto depende de los que ponen el dinero en la mesa por competir y organizar y que ellos mismos serán los que para bien o para mal decidan hacia dónde quieren ir durante los próximos cuatro años.

Lo que sí tengo claro es que está siendo y ha sido demasiado largo, demasiado enfangado y tremendamente perturbador por momentos. Sinceramente, desconozco cuál será el resultado de los comicios, pero que terminen ya por el bien del automovilismo y de la institución, la FGA.

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