Colores de guerra para el Alpinche

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photo_camera La pintura del Alpinche, lista
Después de un largo proceso de trabajo, el inolvidable vehículo creado por Estanislao Reverter afronta la recta final de la restauración con su pintura final

El Alpinche, en su segunda juventud, ya está casi listo para lucir su imponente presencia. El mimo y cariño que le están dedicando las experimentadas manos de Marvic Sport y el resto de colaboradores con la restauración están dando sus frutos y los avances son sensibles en las últimas fechas.

Uno de los aspectos más delicados en la recta final del trabajo ha sido la pintura. El naranja, emblema de la Escudería Ourense, tan característico en el Alpinche ha sido motivo de horas de trabajo, aplicación de tecnología e investigación para acertar al 100% con la combinación de tonos que hiciese que el propio Reverter aceptase.

La responsabilidad era alta, pero tal y como afirman sus hijos, el resultado es "perfecto y espectacular". Bajo la luz del día, el Alpinche brilla y luce sus colores de guerra, listos para la recta final de su preparación.

La clave para acertar con el tono exacto estaba bajo la matrícula trasera, una de las pocas partes del prototipo que no había sufrido daños tras aquel terrible accidente que lo confinó en un sombrío bajo durante demasiados años. En ese pequeño lugar, el naranja permanecía casi intacto y con la ayuda de una máquina especial salió el color naranja perfecto.

Ahora, respetando lo que debe ser un proceso artesanal, llega el turno de los colores blanco y azul, representantes de la comunidad gallega de la que tanto presumía Estanislao Reverter.

Si bien se podría haber recurrido al vinilaje (la solución actual para prácticamente todas las decoraciones de vehículos de competición), finalmente se hará a mano alzada, como los antiguos chapistas de los años 70. El motivo es la infindad de curvas de una carrocería que impresiona por su anchura.

Esta parte, delicada al extremo y que requiere tiempo extra, se realizará cuando Justino Domínguez 'Chuli', de Taller Marimar complete los últimos detalles de la instalación eléctrica, como la instalación de los relojes Porsche en el salpicadero y algún que otro detalle más en la zona del corazón, un motor que ya está listo desde hace meses.


El interior, único


Sentarse en el interior del Alpinche habla de lo difícil que tenía que ser su conducción. La distancia del asiento con el volante (una pieza original del Porsche R, numerada y de mg_0066_resultadoun valor bastante elevado) hace complicado los movimientos en el habitáculo, pero sentarse en él transporta a años atrás, cuando el vehículo ourensano despertaba la atención de todos.

Ahora, recta final de una preparación que ha devuelto a la vida con la ayuda y trabajo una pieza de la historia del automovilismo ourensano.


Los colores


Los colores que compondrán el resto de la pintura del Alpinche saldrán de la pieza metálica que descansa en el mg_0078_resultadofrontal del vehículo. De ahí saldrán las medidas exactas y tono de unas líneas que recorrieron España de punta a punta, sembrando admiración entre los aficionados y alguna que otra envidia entre los rivales. Ese proceso será en la recta final.

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