Cómo conducir bajo la tormenta

La llegada del otoño y los cambios de temperatura bruscos (ligados al evidente cambio climático) han hecho que durante las últimas jornadas se hayan producido trombas de agua en forma de tormentas, que han complicado mucho la circulación de vehículos por las distintas carreteras de la provincia. El granizo caído en Ourense, o las espectaculares lluvias torrenciales de distintos puntos de España, con especial incidencia en Toledo, obligan a extremar las precauciones de cara a no tener un percance al volante. Y es que si resulta imposible controlar los fenómenos atmosféricos, sí lo es minimizar los riesgos durante la conducción, siempre y cuando se sigan una serie de pautas y también se tenga un mantenimiento del vehículo adecuado, sin duda uno de los grandes olvidados hasta que es necesario. Evitar el trayecto Es quizá la mayor de las obviedades, pero si en el momento de tomar el vehículo las condiciones ya no son adecuadas, es momento de valorar hasta qué punto es necesario desplazarse y si hay algún tipo de alternativa, ya sea en el medio de transporte o en el tiempo. Retrasar el viaje unos minutos puede evitar una tragedia que lamentar durante mucho tiempo. Reducir la velocidad o parar Como sucede en la mayoría de los casos, las grandes tormentas (con aparato eléctrico o no) se desatan en pocos minutos y es difícil predecirlas. Por eso si en algún momento se producen y no se puede evitar, lo ideal es parar en un área de servicio o gasolinera y esperar a que remita. Si no hay ningún punto en el camino, hay que situarse en el carril más a la derecha posible, reducir la marcha y en el caso de que la situación sea insostenible, detenerse en el arcén con la distancia necesaria sobre otros vehículos con toda la señalización activada, aunque sin bajar en ningún momento del vehículo y en lugares con buena visibilidad. Cuidado con la visibilidad Uno de los grandes inconvenientes a la hora de afrontar una tormenta es la pérdida de visibilidad. El día parece perder horas de luz y los limpiaparabrisas se convierten en el mejor aliado para evitar un accidente. En este sentido y como es lógico es importante aumentar la distancia de seguridad y tener en cuenta que sobre un pavimento deslizante los metros de frenada en caso de necesidad aumentan. Lo recomendable es doblar las distancias habituales y no perder en ningún momento la vista de la carretera, así como las manos en el volante. El estado del coche, clave ¿Quién no se ha quedado sin agua en el limpiaparabrisas o ha alargado la vida útil de las escobillas? Este error, tan habitual como grave, puede poner al conductor y a todos los integrantes del viaje en peligro, por lo que por apenas unos eurosc es recomendable realizar un mantenimiento adecuado de estos elementos. Mención especial para los neumáticos, en un mercado con tanta competencia como días tiene el año. La elección de una rueda de calidad facilitará la conducción en el día a día, lo mismo que respetar las presiones de aire de los fabricantes y cambiarlos cuando su desgaste lo marque a través de los "chivatos" que tienen todos los modelos. Y como no, el sistema de iluminación. Actualmente los modelos modernos avisan de cualquier fallo en el sistema, pero para vehículos con más años es importante revisarlo periódicamente. Con encender las luces de manera progresiva y comprobar si todas funcionan nos ahorraremos problemas de visibilidad. En caso de riesgo, no hacerlo Por último, sobre el paso de vados de agua o zonas anegadas, el mejor consejo es, dar la vuelta y buscar un camino alternativo. La imprevisibilidad de estas balsas de agua las convierten en un lugar de riesgo extremo por lo que es fundamental evitarlas y no cometer una imprudencia que se pueda lamentar para siempre.