RALLY DE OURENSE

Un Rally que es Ourense en sí mismo

Rally Ourense
photo_camera El tramo de Vilar de Condes acogió a cientos de aficionados.

La prueba es mucho más que un evento deportivo, es pasión, esfuerzo y dedicación, el trabajo de un año concentrado en tres días para que los ourensanos disfruten del motor

Las carreras se llevan en la sangre. El mundo del motor tiene esa capacidad de apasionarte o de aburrirte al punto de parecer una vaca viendo pasar el tren.

Por suerte, en Ourense con el Rally es distinto. No es una cuestión de deporte, es casi una religión en una ciudad en la que hemos puesto una estatua a un coche inolvidable, el Alpinche, y a dos currantes de esto de organizar carreras, Estanislao Reverter y Antonio Colemán. 

Por eso no causa sorpresa ver a ilustres veteranos a pie de cuneta recordando viejos y ¿mejores? tiempos, a algún seguidor al que las dos jornadas de rally han obligado a salir por vinos en dos ocasiones a riesgo de 'romper' el motor y a niños, como mi sobrino Iago, que a sus cuatro años ya se levanta bien temprano para ir a las carreras con el abuelo y disfruta como lo hacíamos muchos cuando veíamos pasar a José Mari Ponce o a Chus Puras, lista de inscritos en mano.

El Rally es Ourense en sí mismo. Es pasión, esfuerzo y dedicación. El trabajo de un año en tres días. Un evento que pase lo que pase y gobierne quien gobierne debe seguir hacia delante, con sus aciertos y sus errores, sus altos y sus bajos, pero siempre con el aficionado como verdadero protagonista de un fin de semana de fiesta.

Quizá los horarios deberían adaptarse un poco más a la realidad laboral de una provincia de currelas, aunque como siempre, nunca lloverá a gusto de todos y será difícil acertar, más con las exigencias federativas.

Hay tiempo para reflexionar y sacar conclusiones de una prueba que ha sido un éxito en cuanto a emoción y trazado. O Carballiño ha vuelto a ser un acierto y debe seguir en el rutómetro. El año que viene más.

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