REPORTAJE

La aventura del verinés Aitor Álvarez: 80 días, 12 países y un sueño

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photo_camera Aitor prepara su móvil para grabar contenido.
El verinés Aitor Álvarez se sumergió en la mayor aventura de su vida el pasado 2 de abril: emprender un viaje de 80 días recorriendo numerosos países de Europa. Él sólo con una meta: llegar a Islandia, pero disfrutando de todo el camino

Todo comenzó como comienzan muchas de las historias que se cuentan en los últimos años: con una pandemia de por medio. El coronavirus hizo reflexionar a Aitor Álvarez (Verín, 1995), que por aquel entonces vivía en Lisboa, soñaba a lo grande y disfrutaba la vida, viviendo uno de sus mejores momentos. La pandemia lo hizo frenar, como a todos, y también reflexionar. “Me hizo replantearme todo y buscar un objetivo en mi vida, comencé a darle vueltas a la cabeza y vi en esta aventura una oportunidad para ver hasta donde soy capaz de llegar yo sólo”, cuenta Álvarez Firvida.

Tenía dos sueños: ver ballenas y auroras boreales. Las ballenas porque “desde pequeñito me encantaron, es uno de los primeros recuerdos que tengo, el desear ver una ballena, era como un ser de otro planeta”, dice, mientras que lo de las auroras boreales se lo contagió su mejor amigo. La pregunta entonces fue, ¿dónde puedo disfrutar de ambas? Islandia. “Ahora estoy más cerca de ver las ballenas, las auroras boreales tendrán que quedar para el invierno”, anota mientras recuerda como llegó a organizar este viaje: “No me apetecía coger un avión e ir directamente a Islandia, quería hacer algo diferente, así que cogí el mapa, me organicé y me puse a ahorrar”, relata sobre el itinerario, una experiencia que también está documentando y dando a conocer a través de su canal de Youtube, TheWalkingAitor. 

 

Los baches del camino

El 2 de abril inició el viaje. Hasta ahora visitó Italia, lugar donde inició el viaje; Suiza,  donde se percató de que estaba haciendo lo que quería hacer; Eslovenia, Montenegro, Albania, Macedonia, Grecia, Turquía, país al que dudó ir y del que no se arrepiente de visitar, y Bulgaria, donde se encuentra. 

Con 100 días programados, Aitor se vio en la obligación de reducir la pasada semana el viaje. “Se acabó el dinero, me agobié mucho cuando tuve que decidir prescindir de visitar un par de países, pero es un aprendizaje”, anota. Y es que este verinés -con raíces en Mixós, Monterrei- no se rinde y no ve esto como una derrota, sino como parte de su aventura. “Es la vida misma, durante estos dos meses me estafaron en una estación de bus, me robaron la tarjeta de crédito… Son cosas de las que me acabaré riendo cuando se lo cuente a mi gente, de todo se aprende”, relata, sacando el lado positivo de todo: “Si estuviera en mi casa no me pasaría esto, pero tampoco hubiera vivido todas las experiencias que viví”, añade. 

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En uno de esos momentos “únicos” consigo mismo.

Con humor y positividad encara la recta final del viaje -que se prolongará hasta los 80 días- con ilusión y muchas ganas. Visitará República Checa y Suiza para llegar después a Islandia, su destino final. Allí llegará sólo para poner punto y final a esta aventura, logrando un sueño y un objetivo: Islandia y el camino, respectivamente. Un viaje -a todos los niveles- que decidió hacer él sólo. ¿Y por qué? “Para ponerme a prueba y ver hasta donde puedo llegar. Yo soy una persona muy familiar, pero también me gusta estar conmigo mismo, y esto ha sido una oportunidad para tener mis momentos, esos que me guardo exclusivamente para mí”, cuenta emocionado. 

Superación personal

Y como las auroras boreales se han quedado en la lista de “cosas pendientes por hacer”, Aitor ya tiene marcado su próximo destino: Noruega. Allí irá “a la caza de auroras boreales”, señala. También quiere llevar a su prima a Turquía y ya planea miles de aventuras más.

Por ahora, de este proyecto mochilero, Aitor Álvarez se lleva infinitas experiencias, gente nueva y mucho aprendido, pero sobre todo una gran reflexión: “El camino me ha dado mucho, me sentí muy privilegiado, muy orgulloso de mí mismo y feliz por haberme superado, si yo puedo, todos pueden”. Y es que sacrificio, superación y confianza en él mismo fueron claves para que Aitor lograse el camino. Un viaje que seguro no olvidará jamás. 

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