ENTREVISTA

Armestre: "Todos los días me pregunto a mí mismo si me interesa lo que estoy haciendo"

Pedro Armestre en uno de sus viajes.
photo_camera Pedro Armestre en uno de sus viajes.
Desde la década de los 90 el fotógrafo ha trabajado en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales aunque, con el paso de los años, ha decidido dedicarse en cuerpo y alma a las Organizaciones No Gubernamentales.

La vida de Pedro Armestre no se puede entender si no se mira a través del objetivo de una cámara fotográfica. Desde la década de los 90 ha trabajado en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales aunque, con el paso de los años, ha decidido dedicarse en cuerpo y alma a las Organizaciones No Gubernamentales. Pretende ser el hilo conductor entre dos mundos: el avanzado y el subdesarrollado. Pese a haber recorrido decenas de países, Armestre nunca ha olvidado sus raíces, por ello, ha "vestido" una colección limitada de botellas de la bodega Franco Basalo de Castrelo do Val -amparada bajo el sello de la Denominación de Origen Monterrei- con su última colección fotográfica: Íntimo.  

¿Cómo ha sido su evolución desde que empezó a trabajar en medios hasta que acabó dedicándose a la fotografía para ONG´s y fundaciones? 

Yo empecé en el laboratorio de una agencia, después pasé una época haciendo prensa diaria hasta que llegué a France Presse. Desde mis inicios siempre estuve muy vinculado a temas sociales y medioambientales y ya comencé a hacer cosas con Greenpeace. Siempre he ido orientando mi carrera hacia ese ámbito. Ahora también trabajo con Save the Children y Alianza por la Solidaridad.  

¿Qué significa para usted la fotografía? 

Yo entiendo la fotografía como una herramienta y como el nexo de unión entre mundos. 

¿Ha habido algún momento o viaje en el que se haya replanteado su profesión como fotógrafo? 

Yo me replanteo mi profesión todos los días. Todos los días me tengo que hacer la pregunta a mí mismo de si me interesa lo que estoy haciendo, y todos los días obtengo la misma respuesta que es sí. Desde que dejé la agencia y me centré en el tema social y medioambiental siento que la carga emocional y la mella que me producen los trabajos a los que me enfrento es muy fuerte. A veces tengo la sensación de ser el colador entre dos mundos. Mi ámbito de trabajo se encuentra en los 12 países más pobres del planeta, pero luego yo vivo en una sociedad de consumo. Eso a veces me crea mis conflictos, pero aprovecho la fotografía que hago como una herramienta para que se conozcan las situaciones que se viven en otros lugares. 

¿Cómo vivió aquel accidente que sufrió en el Toro de La Vega? 

Ese es el más sonado pero yo accidentes he tenido veinticinco mil (ríe). A mí me ha pasado de todo, accidentes de coche, me estrellé en globo, me pilló el toro y casi me amputan una pierna... siempre me meto en todos los "fregaos". 

Pese a todos esos accidentes, ¿continúa estando en primera línea de batalla para captar la mejor imagen o mira un poco más por usted? 

No. Yo nunca he mirado por mí, la verdad, soy un poco inconsciente. Sin embargo aquel fue el último Toro de La Vega que hice porque a mis hijos les impactó el accidente y les prometí que no volvería. 

¿Cómo surgió la posibilidad de hacer el proyecto con las Bodegas Franco Basalo?

Mi último proyecto personal fotográfico es muy personal, de hecho, se llama Íntimo. Por circunstancias de la vida empecé a transmitir una serie de sentimientos a través de las fotografías y a trabajar la verticalidad y horizontalidad del paisaje, y fusionarlos. La bodega Franco Basalo la conozco desde que se creó y a sus propietarios de toda la vida. Me pareció un proyecto adecuado el hacer algo conjuntamente, el vino es siempre un buen aliado para compartir historias y vida. 

¿Cuántas unidades se van a poner a la venta?

Es una serie limitada, que se venderá como obra de autor y, concretamente, las botellas Magnum irán seriadas y firmadas a mano. Serán tan solo 25 colecciones de ocho piezas y se podrán adquirir en la propia bodega.

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