Tribuna

La Banca Cid, un referente verinense

Edificio que ocupaba la Banca Cid y en el que hoy hay un bazar de los actuales propietarios del inmueble.
photo_camera Edificio que ocupaba la Banca Cid y en el que hoy hay un bazar de los actuales propietarios del inmueble.
Con el fallecimiento de Elvirita Cid Guerra, una de las socias de la Banca Cid, se cierra una historia de la Banca en Verín, pero también una historia del comercio local

Hace pocas semanas fallecía Elvirita Cid Guerra, última descendiente viva del matrimonio de José Cid Oterino y Elvira Guerra Valdés, y que fue socia fundadora en 1942, junto sus padres y hermanos, de la verinense Banca Cid, transformada en Banco Cid en 1961 para poder ser vendida al Banco de Santander. 

¿Cuál fue el origen de la Banca Cid? Tenemos que remontarnos a los años 40 del siglo XIX cuando Gregorio Cid Nieto, natural de Cional, provincia de Zamora, se traslada a Verín con varios carromatos tirados por mulas, cargados de paños de Béjar. Los motivos de elegir Verín, al igual que hicieron en esas fechas otras muchas familias zamoranas y maragatas, fue su proximidad con Portugal, ser lugar de paso en la entrada sur a Galicia desde Castilla y la inexistencia en la localidad de un comercio de relevancia. Pronto se hizo con abundante capital y con su comercio, sito en los bajos de la casa que construyó en el número 30 de la calle Mayor, alimentó y crió a los catorce hijos que tuvo con Carolina Oterino Enríquez, natural de Laza y con muy recientes antepasados zamoranos.

En 1910 dos de sus hijos, Alejandro y José, heredaron el comercio y la casa, los demás heredaron capital. En 1929, surgieron problemas entre los dos hermanos ya que José era el que estaba siempre al frente del negocio mientras Alejandro se dedicaba a la compra-venta de ganado en las ferias y al fluctuante mercado de cambio de monedas de oro. El comercio se divide en dos partes hasta que en 1933 José  le compra a Alejandro su mitad.

Como era típico en las ricas familias comerciantes zamoranas y maragatas que se establecían en las villas de Galicia, los matrimonios se entablaban bien con los hijos/as de otros comerciantes castellanos, bien con los hijos/as de las familias más significativas de su lugar de asentamiento. Así José se había casado en 1911 con Elvira Guerra Valdés, hija del farmacéutico de la villa Ramón Guerra Enríquez. Las abuelas maternas de José y Elvira eran hermanas.

El Comercio Cid, Tejidos y Paquetería, propiedad ya en exclusiva de José Cid, vende fundamentalmente pañería, telas, mechas y alpargatas. Pero también realizaba, desde finales del XIX con su padre Gregorio, actividades bancarias, estilo Corresponsalía. La extralimitación en estas actividades bancarias fue el motivo por el que el Banco Pastor los denuncia en 1935. José actúa con diligencia. Se matricula como banquero con contabilidad por partida simple y envía a dos de sus ocho hijos a estudiar para la causa. Su hijo mayor, Eduardo, que ya era bachiller, se fue a un colegio de La Salle en Francia a estudiar Prácticas de Contabilidad. El otro hijo elegido fue Emilio que con 14 años y cursando 4º de bachillerato tuvo que matricularse de Comercio en el colegio de La Salle de Valladolid, realizando en dos años los cinco que duraba la especialización y seguidamente, durante otros dos, los estudios de Profesorado Mercantil en A Coruña. La influencia del colegio de los Hermanos de La Salle de Verín fue definitiva para que los dos hermanos Cid Guerra pudieran entrar en los colegios mencionados.

En 1942 la familia quiere legalizar en serio la Banca con capital y acciones. José Cid Oterino juega con el dinero depositado y con algunos valores de clientes para ir pergeñando la futura Banca Cid. Emilio y un tercer hermano, Fernando, viajan a Madrid a asesorarse con Asdrúbal Ferreiro, director general de Usos y Consumos (jefe supremo de Hacienda), sobre cómo hacerlo. Además Emilio completa el asesoramiento con catedráticos de Vigo y el Banco Simeón de Ourense.

Se funda así, en 1942, una Sociedad Regular Colectiva: la Banca Cid SRC que responde con el capital individual de cada socio para darle más solvencia ante terceros. Se establecen unos estatutos y los accionistas son con un 50% el matrimonio formado por José Cid y Elvira Guerra y con otro 50% sus ocho hijos a partes iguales (Eduardo, Pepe, Carola, Fernando, Octavio, Emilio, Elvirita y Mario). Los maridos de sus hijas, en una época en que las mujeres eran casi tuteladas por sus esposos, muestran posturas diferentes. Mientras Recaredo Romero Nieto, marido de Elvirita, mostró sus reticencias a la operación, Jesús Taboada Chivite, marido de Carola, mostró un total e incondicional apoyo. Los socios gerentes son, indistintamente, los formados para el cargo, Eduardo y Emilio, con poder del resto de hermanos para hacer y deshacer. El capital social era de 3.000 euros (500.000 pesetas de las de entonces). Se legaliza la Banca Cid con el número 116 de Banqueros de toda España de un total de 130. Había que someterse al control del Banco de España y del Consejo Superior Bancario con balances mensuales y trimestrales. En 1947 fallece el patriarca José Cid Oterino.

Transformación

En 1961 se transforma la Sociedad Regular Colectiva en Sociedad Anónima con el nombre de Banco Cid, pues así resultaría más ventajosa una oferta de compra por parte del Banco de Santander. Existía una legislación que impedía a los Bancos expandirse por otras provincias y solo podían hacerlo comprando bancos ya existentes allí. La operación se cierra oficialmente en 96.000 euros (16.000.000 de pesetas). Como Banco Cid, el Santander se establece en Ourense y Celanova, aparte de la oficina principal en Verín. De los dos socios gerentes, Emilio solo estuvo seis meses más, quedando Eduardo como director de Banco Cid en Verín durante unos años hasta su traslado a la oficina de Ourense como director con la categoría de 1ª A.

Los hermanos Cid Guerra se fueron estableciendo con distintos negocios dependientes de la Banca Cid antes de ser vendida al Santander. Después de repartir lo ingresado con la venta del Banco, se fueron independizando y creando los suyos propios. Emilio compra el comercio familiar en 1962 con el que sigue hasta que se vende la casa de la calle Mayor, trasladándose en 1973 a otra ubicación ya con otro nombre. Elvira Guerra Valdés, que falleciera en 1969, había vivido para ver la buena operación que sus vástagos realizaron con la Banca que ella y su marido habían creado. 

Con el fallecimiento de Elvirita Cid Guerra, una de las socias de la Banca Cid, se cierra una historia de la Banca en Verín, pero también una historia del comercio local, no ya por ser hija de José Cid Oterino sino también por esposa de Recaredo Romero Nieto, otro de los grandes comerciantes de la villa.

Te puede interesar