La plaza García Barbón acogió la segunda edición de la feria solidaria, además de un espacio reservado a los más pequeños
El tiempo y las temperaturas respetaron la jornada festiva de ayer en la villa, capaces de atraer una vez más a cientos de asistentes hasta la plaza de la Alameda y la plaza García Barbón para participar de la celebración de los tradicionales Maios. En esta edición, la oferta creativa de los inscritos, que una vez más dejaron patente sus dotes de ingenio, estuvo complementada por el mercadillo solidario que ocupó las inmediaciones de la vieja plaza de abastos, donde los principales colectivos sin ánimo de lucro de la comarca recaudaron fondos para Cruz Roja y la joven Valeria, a la que se donará el importe alcanzado con la venta de las coplas.
No faltó tampoco la música, que por partida doble escucharon los que hasta allí se acercaron. Más de una hora duró el concierto ofrecido por un grupo de los alumnos del Conservatorio Elemental de Música de Verín. Dejaron de sonar ellos -el elenco de temas no solo incluía los tradicionales-, y comenzaron las gaitas de la Banda municipal, que desde las 12,30 horas habían procesionado desde las inmediaciones del Concello. El pulpo fue otro de los protagonistas.
