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El desafío catalán, en el III Encuentro de Vilavella

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photo_camera De izquierda a derecha, Ramón Villares, Benigno Pendás, Francisco Caamaño, Darío Villanueva, Jaime Rodríguez-Arana, Bartolomé Pidal y José Blanco, ayer en las instalaciones del hotel Spa Vilavella.

Seis líderes participaron en el foro de debate organizado por Nortempo

La III Edición de los Encuentros en Vilavella, impulsados por la Fundación Nortempo, reunió en el hotel Spa Vilavella (Vilavella-A Mezquita) a seis personalidades líderes del panorama nacional para debatir sobre los desafíos de la cuestión territorial en España. Bajo la coordinación del catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de A Coruña Jaime Rodríguez-Arana, los ex ministros José Blanco y Francisco Caamaño; el director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales del Gobierno de España, Benigno Pendás; el presidente del Consello da Cultura Galega, Ramón Villares, y el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, protagonizaron una tertulia en torno a este tema de máxima actualidad en la agenda política y social.

Bajo el título "Los problemas territoriales de España", el diálogo se centró en sus diferentes facetas, abordando sus orígenes históricos, el modelo de la Constitución de 1978 y la reforma de este modelo constitucional, la perspectiva federal, los partidos políticos ante la cuestión territorial, la visión de la ciudadanía, el papel de las Comunidades Autónomas y de los entes locales; la economía, la juventud, o la educación ante la cuestión territorial, entre otros, generando diversas interpretaciones entre los participantes, que ofrecieron diversas soluciones al título planteado. 

El primero en centrar el debate fue el presidente del Consello da Cultura Galega y Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidade de Santiago de Compostela, Ramón Villares, que aportó una reflexión sobre las circunstancias históricas que han derivado en la situación actual, apuntando a "la nacionalización liberal incompleta o débil provocada por la enajenación del sistema educativo (confiado a la Iglesia en gran parte), el carácter extremadamente clasista de la conscripción militar o el sistema tributario. España ha llegado a la democracia con un problema que creía resuelto con el artificio de las 17 autonomías, pero que en realidad se ha convertido en un problema mayor que el que se pretendía evitar: procurar el encaje de Cataluña, Euskadi y Galicia en la política española por la vía de la homogeneización autonómica, esto es, tratando igual a lo que era (y es) desigual", añadió.

En defensa de la aportación de la Constitución del 78 se pronunció el director del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales del Gobierno de España, Benigno Pendás: "La Constitución de 1978 ofrece una solución razonable y sensata, que ha funcionado durante muchos años de forma satisfactoria, con sus lógicos defectos y desajustes. Es un éxito colectivo que merece la pena preservar y reforzar", reclamó.

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