CENTENARIA

Encarnación Gómez, cien años de vida y recuerdos

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photo_camera María Encarnación sopla las velas de su tarta de cumpleaños.

El Concello de Laza prepara una fiesta de homenaje a la única vecina centenaria, María Encarnación Gómez Fernández, que ayer cumplió los cien rodeada de parte de su familia.

Pasar un par de horas con María Encarnación Gómez supone realizar un fugaz viaje por la historia del interior gallego, la peor de sus historias. Los momentos del hambre, de la absoluta falta de los más mínimos recursos económicos, sociales, sanitarios... Una vida, que si no fuese porque ella la ha vivido y así lo atestigua con su excelente memoria y mejor salud, resulta tan increíble como cierta. Toda una centuria desde aquel 26 de febrero de 1916, donde Naveaus, en Laza, la vio nacer. Ayer festejó su cumpleaños con visita institucional incluida, la del alcalde del municipio, al que en las municipales le prometió un gorro de lana para cubrir su alopecia y en las generales acabó cumpliendo la palabra. 

Es una de sus grandes aficiones, la de la calceta, "aínda que agora xa deste ollo -señala al izquierdo- xa se me empeza a cansar un pouco a vista e cóstame distinguir os colores". Mostró ayer sus últimas piezas, no hay cojín en casa de sus sobrinas que no tenga el sello de Encarnación. Y, al igual que al regidor local José Ramón Barreal Novo, a no pocos de sus familiares le han caído un par de calcetines, de los que abrigan. 

Recuerda, con detalle, la primera vez que vio un automóvil, o lo más parecido al actual que por entonces se podría avistar. "Acórdome que tería eu nove ou dez anos, andaba cas reses, eu e outro rapaz no monte e comenzaban a vir as primeiras pezas para o ferrocarril". De la construcción del camino de hierro recuerda un sinfín de vivencias, aunque a ella y al común de los mortales no deja de sorprender "que naquel entonces os túneles facíanse con pico e pala e logo a terra e as pedras se sacaban con vagóns que tiraban bestas", afirma. 

La luz se le hizo cuando ella y su marido trabajaban como caseros en una propiedad de San Miguel do Campo, muy cerca de la capital ourensana: "Marchamos eu e o meu home a pé dende Naveaus; alí botamos un ano. A dona era tan mala que, entre outras cousas, do leite que nos pertenecía a nós por atenderlle as reses, ela nos dicía, deme, deme a xarriña que xa lle saco o primeiro para vostedes. Ela e eu ben sabiamos que o primeiro leite do ubre sae con máis auga, por eso ela quedaba co mellor, co que leva máis manteca", recuerda con nostalgia pero con el poco cariño que siempre le tuvo a su ama.

La guerra la vivió muy de cerca. Cuenta como uno de sus hermanos, "que era camilleiro, levou un disparo nun brazo. Alí poido morrer. El contaba que caían como moscas", afirma María Encarnación. 

La cuidan sus tres sobrinas, Juanita Fernández, y Juanita y Alicia Romasanta. Come de todo, "e incluso se algo non lle gusta, ben que se queixa. Sábeche ben o que lle gusta e o que non", dice una de las Juanitas. Oye con ligera dificultad pero realiza una vida normal, con una simpatía y desenvoltura extraordinarias para una centenaria. Es la de mayor edad del municipio. Meses atrás falleció a los 104 años José Diéguez, que fue el último alcalde franquista de Laza.
 Encarnación tiene muy claro "que o que se come agora non é sano, non é tan sano como o que comiamos nós na nosa época. E a todos os que comigo falan lle digo que traballar non mata a naide, o que poida traballar élle moi bo que traballe".

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