Una estancia cinco estrellas entre el Támega y las montañas

Ángeles Fernández en el bar A Picota, un local que abrió antes de la Guerra Civil.  C.C.
photo_camera Ángeles Fernández en el bar A Picota, un local que abrió antes de la Guerra Civil. C.C.
Laza cuenta con todas las comodidades para comer y dormir. El municipio se equipó para que a los visitantes no les falte nada durante su estancia en Entroido o verano.

El Entroido, la afluencia de peregrinos y el turismo durante verano, así como los obreros, son las principales fuentes de ingresos para los negocios hosteleros y hoteleros de Laza. “Agora a cousa está calmada, pero xa na primavera Laza comeza a ter vidilla, sen contar o Entroido claro”, cuenta Ángeles Fernández, que junto a su marido Nicolás González, regentan el bar A Picota de Laza.

A Picota es el establecimiento hostelero más antiguo de la plaza que lleva su nombre: “Nós levamos aquí 15 anos, pero este bar estaba aberto antes da Guerra Civil”, añade Fernández, quien presume del trato que hay en Laza: “Aquí somos como unha gran familia, conocémonos todos e o trato é moi cercano, da gusto”, explica. Actualmente, A Picota tiene el servicio de comedor cerrado, pero su dueña asegura que se volverá a abrir.

Por ello, para comer en Laza hay que ir al Descanso do Peregrino, un local que regenta Antonino Quintas desde hace casi un año y medio. “Aquí abrimos todos los días y ofrecemos servicios de bar y de restaurante, tenemos menú del día, menús por encargo, comidas, cenas…”, explica Tita Alonso, la cocinera del establecimiento. Ella, de origen asturiano, pero asentada en Laza desde hace 12 años, afirma que el trato con los clientes es magnífico: “Son muy campechanos, me encanta, aquí la gente es muy maja y da gusto con ellos”. ¿El producto? “Local y de calidad”, señala sobre la comida que sirven a sus clientes.

Más allá de estos dos establecimientos hosteleros, a lo largo de Laza y todos sus núcleos poblacionales hay gran variedad de bares y restaurantes en los que disfrutar de una buena velada en el rural.  Y para el descanso, en Laza está creciendo la oferta hostelera, más allá de hostales y pensiones que se llenan en Entroido año tras año, también se disponen casas rurales y otros negocios hoteleros en la localidad. Entre ellos se encuentra Ridicodias, un total de cuatro “pallozas a lo Asterix y Obelix” en el pueblo de Matamá.

Las Pallozas Turísticas Ridicodias abrieron el 25 de julio de 2022 y sus dueñas, Lorena Collazos y María García, están contentas con su buena acogida: “No verán tivemos 100% de ocupación, e agora, como é normal, suavizou a cousa algo, pero os fines de semana solemos ter xente”, anotan estas lazanas, orgullosas de emprender en el rural. Y es que Ridicodias ofrece un alojamiento completo en medio de la naturaleza que dispone de cuatro cabañas estilo castrexo y con capacidad para cinco personas por alojamiento. Una manera de dormir fuera de lo habitual.

Así, Laza ofrece una estancia cinco estrellas entre el río Támega y las montañas, un lugar con encanto propio y con gran variedad de establecimientos hosteleros y hoteleros. La comodidad, el producto local y la amabilidad son los primeros mandamientos de estos negocios. Y es que los lazanos están acostumbrados a recibir turistas a lo largo del año: Entroido y la Vía da Prata hacen de Laza un destino obligatorio. 

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