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Jorge Máximo Godás: “La comarca de Verín está llena de arte, aquí hay un talento brutal"

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photo_camera Jorge Máximo Godás puso la música a todas las promociones del FIC.

Al festival internacional de cortos de la villa de Verín se le conocen, al menos, un par de padres. A Jorge Godás no se le pueden negar un par de amores, el que tiene a su tierra y el amor al séptimo arte

El propio director del FIC y amigo personal y entrañable del entrevistado de hoy no quiere restarle un ápice de la paternidad atribuida a un hijo y nieto de una de las familias más conocidas de la comarca y por la que seguro han pasado la práctica totalidad -al menos hasta la década de los ochenta- de las parejas e hijos de las mismas para ser retratados en sus bodas, bautizos y comuniones. Su abuelo -de ello presume Jorge-, obtuvo en 1930 el carnet de operador cinematográfico. A Jorge Godás no se le pueden negar un par de amores, el que tiene a su tierra -"caigo pesado muchas veces de tanta referencia a ella, aquí dase de todo, dicen os vellos"- y al séptimo arte -"el cine es magia". Ha sido el responsable de poner la música y de producir todas las piezas promocionales del FIC. Con pocos años ya apagaba las luces del salón de casa para ponerle la banda sonora a la proyección del Cinexin de la forma más arcaica conocida: apretando el "play" del viejo magnetofón Sankyo. "Ahora, sigo haciendo lo mismo", bromea, "eso sí, con unos instrumentos un poco más avanzados".

Servidor, y seguro una buena parte de los verinenses, desconocíamos que hace años los gestores de lo público ya tuvieron sobre la mesa una propuesta de festival cinematográfico.

En efecto, esto ya se sabía, ya se propuso en su día pero no quisieron ver las posibilidades que puede ofrecer un evento así. La apuesta era otra, era el ladrillo, o quitar los árboles. Tampoco en su día quisieron poner en marcha una empresa de audiovisuales que nos hubiese proporcionado una amplitud y hubiese impedido que se marchase gente muy válida en este sector. Por suerte, creo que ahora estamos viviendo el ciclo en el que hemos tocado el fondo en el valle y solamente nos queda crecer.
 
Personalmente, como espectador de la gala inaugural, eché de menos mayor representación política. ¿Usted también?

Por supuesto. En otros países este tipo de eventos están muy por encima de la política. Eso es muy pueblerino, aunque después te des de hostias en el pleno, a este tipo de actos se debe asistir. Cuando el gobierno local era otro, la oposición asistía a los eventos culturales organizados.  Creo que la cultura hace pensar por ti mismo, que no te doblegues.

El administrado de a pie puede entender que este tipo de oferta es para un público especializado y no para el común de los mortales.

En absoluto, aunque también. Debemos buscar el equilibrio, cualquier evento de este tipo tiene que contar con una oferta específica para los profesionales. Nos visitan un montón de directores y tienes que tener un contenido de calidad para ellos. Luego están las proyecciones, más para el público en general. Esto es un verdadero estudio sociológico también. Son 25 países expresándose a su manera, es como si nosotros vamos a Burundi a un festival de cine y llevamos un corto de cómo se hace una "queimada". Esto es lo más enriquecedor de convocatorias así, estamos dándole cultura al pueblo. 

Y, ¿por qué se eligió un festival de cine y no uno de música?, pongo por caso.

Tenemos, de verdad, por características sociales, naturales, geográficas, algo distinto. Verín está lleno de arte. Aquí hay un talento brutal. Si logramos poner en marcha una escuela de lo audiovisual, te aseguro que en tres o cuatro años estamos haciendo series auténticas desde la villa.

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