Las mujeres rurales de Laza vuelven a la carga. Tras una larga temporada en la que faltaron los abrazos y el cara a cara -que lo substituyeron por cursos o actividades telemáticas-, las socias de la Asociación Mulleres Rurais de Laza retoman su agenda cultural y lúdica. E inauguraron esta “vuelta a la vida” de una manera muy a la gallega: haciendo pan en el horno del barrio de Cimadevila.
“Foi un día inolvidable, quedamos encantadas, tiñamos moitas ganas e ilusión de retomar as nosas costumes”, cuenta Manola Criez, presidenta de esta asociación, que antes de la pandemia llenaba casi todos los días de la semana con actividades. “Para nós este obradoiro foi moi importante porque volvemos a activar a nosa axenda, antes da pandemia eramos unha asociación con moitísimo movemento, botabámolo en falta”, añade.
Un total de 20 mujeres estuvieron disfrutando, a través de los talleres que organiza Femuro con las mujeres de los núcleos rurales, de una jornada en la que volvieron a las viejas tradiciones -a los tiempos de sus madres y abuelas-, finalizando, como explica Manola, “como máis nos gusta, comendo e cunha pequena trouliña entre licores e bica de Laza”.
Ahora, estas mujeres tienen claro que la actividad presencial debe continuar, “sempre e cando a pandemia nolo permita, a saúde é o primeiro”, aclara la presidenta. Entre otros talleres que realizarán a lo largo de las semanas, inaugurarán la tradición de acudir al horno de Cimadevila una vez al mes: “É unha maneira de darlle unha nova vida ao forno, temos claro que queremos preservar o seu uso”, concluye la lazana, entusiasmada con el regreso de estas enérgicas mujeres rurales.