Entrevista

Lara Da Silva: "Nos hemos liberado de la connotación negativa que tenía trabajar el campo"

photo_camera Lara Da Silva, presidenta del Consello Regulador de Monterrei.

La pesidenta del Consello Regulador de la Denominación de Origen Monterrei asegura que "lo importante para seguir creciendo reside en no perder la visión de que se está al servicio de una marca, que es Monterrei y que la formamos todos"

A Lara Da Silva, la verinense que en pocos días cumplirá un año al frente de la presidencia del Consello Regulador de la Denominación de Origen Monterrei, le ha correspondido ejercer de anfitriona en las bodas de plata de la entidad, recientemente festejadas en el entorno del castillo de Monterrei. Llegó a su actual responsabilidad tras el breve paso  por la presidencia de su padre, José Antonio, que funcionó como bisagra entre ella y la anterior presidenta, Asunción Rodríguez Zarraquiños, primera mujer presidenta de este órgano.

Es obligado hacer un pequeño balance de este año. 

En aras de la verdad debo decir que accedí al cargo siendo una "novata" en cuanto a la administración de un Consello Regulador se refiere, y que ciertamente me ayudó mucho el capital humano que encontré a mi llegada.

Lo que tengo claro es que desde un inicio he intentado esforzarme y trabajar al máximo, además haciéndolo desde el cariño y respeto que nuestro sector se merece. Pero en cualquier caso, no me gusta hablar de balances como tal, porque no creo que sea yo quien deba realizarlos.

Llegó usted viendo el vino por casa pero con poca experiencia en este tipo de responsabilidades. ¿Le ha costado?

Como le indicaba hace un momento, es por todos conocido que evidentemente existía una falta de experiencia previa por mi parte. Pero en mi día a día, aunque a veces cuesta, porque como sabrá debo conjugar otras vertientes profesionales, intento ser positiva y en ese sentido, intento ver la otra cara de la moneda, que es que mi poca experiencia me ayuda a plantearme cada día en el Consello Regulador, como un reto, que afronto con decisión, ganas de trabajo e ilusión. Así que podríamos decir que, la falta de experiencia también me ha ayudado a afrontar con otro talante cada decisión.

El hecho de que sea la segunda mujer que preside la Denominación, sustituyendo prácticamente a otra, salvo ese ligero inciso de su padre, ¿quiere decir algo?

No creo que quiera, ni deba, decir nada en especial. Creo que es el reflejo del trabajo y esfuerzo de muchas mujeres en el campo gallego, durante muchísimos años. Por ello, el posicionamiento de mujeres en diferentes cargos dentro de nuestro organigrama no debería ser noticia, porque han sido y son muchas las que sustentaron y sustentan sus casas, con su trabajo en el campo.

En cualquier caso si me permite la puntualización, y por mi relación con la expresidenta, no creo que debamos hablar de sustituir a nadie, porque simplemente lo que se hace cuando toca, es elegir en consenso.

No ha sido el mejor año en lo climatológico para estrenarse en esta responsabilidad. Es evidente que el cambio climático ha llegado para quedarse. ¿Nota la preocupación entre los productores? ¿Desde la denominación se prepara algún plan para adaptarse, o es algo prematuro?

Sí, lo cierto es que no ha sido el mejor año climatológicamente hablando, ya que hemos tenido que sufrir un poco de todo: heladas, pedrisco, sequía, golpes de calor... el cambio climático ha llegado y por supuesto que no deja indiferentes a mis productores, ni al Consello Regulador, ya que cada vez afecta más a la viticultura. En este sentido, creo que nuestra tarea debe ser ayudar al viticultor a formarse para que pueda afrontar los nuevos tiempos, y no descartamos realizar planes formativos para ello.

También ha sido un año de pérdidas en lo personal. Meses antes de su llegada se fueron dos baluartes de la cultura vitivinícola de la comarca, como el Padre Atanes y José Luis Vilela. 

Desde el cariño y con todo el respeto, por supuesto que a nivel personal y profesional se notará la falta del Padre Atanes y de José Luis, así como de otros viticultores que nos han dejado, ya que lucharon mucho, y es algo que debemos agradecerles, por llevar el nombre de Monterrei tan lejos y a lo más alto.

¿Tiene tirón la producción entre los más jóvenes? ¿Hay relevo generacional?

Las hay y me siento muy orgullosa de ellos y del trabajo que están realizando. Es muy positivo que gente joven se sume al proyecto Monterrei cada día, y sobre todo es muy positivo que empecemos a liberarnos de esa idea residual de que trabajar en el campo y vivir del campo tiene cierta connotación negativa. Sus padres, nuestros padres, han hecho un esfuerzo enorme en prepararnos y formarnos, y si después de ello, nuestros jóvenes regresan, y deciden trabajar en el proyecto rural de su familia, es que algo ha calado. 

Pese a la caída en la recogida de kilos, ha sido uno de los años donde más han crecido las exportaciones de esta denominación. ¿Basta con la calidad de los vinos o hay algo más que las bodegas están haciendo bien?

Efectivamente, tras los datos ofrecidos hemos conseguido posicionarnos como la Denominación de Origen ourensana que más exporta en relación a su producción total, alcanzando el 13%. En este sentido la calidad de nuestro producto ha tenido mucho que ver, pero también el esfuerzo de nuestras bodegas, que poco a poco han luchado por su cuota de mercado internacional. Es importante seguir luchando, y desde el Consello somos conscientes de ello, por lo que nos ponemos al servicio de nuestras bodegas, para lo que necesiten.

Prestigiosas bodegas de otras denominaciones están desembarcando en la de Monterrei. ¿Hay riesgo de perder algo de identidad con la entrada de capital “foráneo"?

Supongo que es reflejo del trabajo de mucha gente a lo largo de estos 25 años de andadura. Años en los que se ha luchado por darle a Monterrei su sitio dentro de las Denominaciones de Origen gallegas. Cuando se habla de nuestra denominación se tiende a decir que es una denominación joven, pero siempre puntualizo, que es joven administrativamente hablando.

Mucho antes de su nacimiento, Monterrei era tierra de viñas. Muchos han sido los hallazgos en la zona que refrendan esa edad gloriosa de Monterrei, en la que nuestros vinos llegaron incluso a América de la mano de Gaspar de Zúñiga Acevedo y Velasco, quinto conde de Monterrey. O los milenarios lagares rupestres repartidos por toda la comarca, que sustentan una historia de más de 2000 años. 

¿Pero existe este riesgo?

La entrada de nuevo capital no tiene que suponer necesariamente la pérdida de identidad, si el proyecto sigue siendo la búsqueda de la máxima calidad para nuestro consumidores, cuestión por la que sin lugar a dudas apuestan hoy en día, todas nuestras bodegas.

 ¿Cuáles serán las líneas maestras de su gestión? 

No puedo decir otra cosa que no sea trabajo, trabajo y más trabajo. Al final cada decisión está orientada al apoyo y defensa de nuestros vinos, tanto a nivel nacional, como a la búsqueda de estrategias de internacionalización.

Lo importante es no perder la visión de que se está al servicio de una marca que es Monterrei (que formamos todos), por la que se lleva luchado mucho desde diferentes ámbitos y, cuando uno siente respeto por aquello que representa, y por el trabajo de toda esa gente, no se puede decir otra cosa.

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