El radar móvil que la Dirección General de Tráfico cede a las policías locales de las distintas villas de la provincia para controlar los excesos de velocidad en el casco urbano, vuelve a estar en Verín. Los agentes locales lo están utilizando a diario para vigilar a los conductores en las avenidas de Laza, Portugal, Castilla y Laureano Peláez y calles como Canella Cega y Diputación, que, según los datos que maneja el Concello, son las que registran un mayor número de infracciones.
Con la instalación del aparato se pretende evitar posibles atropellos de peatones y salvaguardar la seguridad de los escolares, dado que tanto en la avenida de Portugal como en la de Laza, hay colegios de enseñanza.
La ultima vez que la Policía Local verinense utilizó el radar fue a finales del mes de enero del año 2012. Entonces, registró las infracciones en las citadas calles durante tres semanas, recaudando una media de 1.000 euros cada día en sanciones, todas ellas por exceso de velocidad, según los datos facilitados por el grupo de gobierno.
Los agentes instalan el radar para sorprender a los conductores que circulan a partir de 60 kilómetros a la hora, 10 más de lo permitido por la legislación en los cascos urbanos. La instalación se hace a través de un vehículo camuflado en las zonas que los agentes consideran que ofrecen más peligro de atropello, como la avenida de Laza, donde hace tres años falleció un niño de nueve años tras ser arrollado por un turismo.
El Concello instaló el pasado mes de abril varias cámaras de videovigilancia para controlar a los conductores pero eran de carácter provisional y fueron retiradas.
La ultima vez que la Policía Local verinense utilizó el radar fue a finales del mes de enero del año 2012. Entonces, registró las infracciones en las citadas calles durante tres semanas, recaudando una media de 1.000 euros cada día en sanciones, todas ellas por exceso de velocidad, según los datos facilitados por el grupo de gobierno.
Los agentes instalan el radar para sorprender a los conductores que circulan a partir de 60 kilómetros a la hora, 10 más de lo permitido por la legislación en los cascos urbanos. La instalación se hace a través de un vehículo camuflado en las zonas que los agentes consideran que ofrecen más peligro de atropello, como la avenida de Laza, donde hace tres años falleció un niño de nueve años tras ser arrollado por un turismo.
El Concello instaló el pasado mes de abril varias cámaras de videovigilancia para controlar a los conductores pero eran de carácter provisional y fueron retiradas.
