CRÓNICA

La vuelta de Verín a las restricciones: "Será mellor traer unha manta da cama ao bar"

photo_camera Desde esta medianoche el área perimetral formado por Verín, Castrelo do Val, Monterrei y Cualedro se encuentran en el nivel máximo de restricciones.
La opción de tomarse el café o el vermú en una terraza pierde fuerza cuando se habla del invierno en Monterrei. En Castrelo do Val, que se estrenó en las restricciones de movilidad, alguno bromeaba este miércoles a causa del frío.

Los ánimos están muy flojos entre la ciudadanía de Verín y municipios limítrofes y, sobre todo, en el sector hostelero. Sin embargo, en tiempos complicados cualquier aliciente es importante y ayer lo fue la ausencia de precipitaciones, hecho que motivó que los clientes de siempre volviesen a sus terrazas habituales -no fue así a primera hora de la mañana, cuando el frío típico de esta zona a estas alturas del año terminaba por romper viejas costumbres como la del primer café del "currante"-. "Uf! a las siete de la mañana no había nadie, dos personas, cuando lo normal es que pase a tomarse el café mucha gente que se dirige al trabajo", cuenta Laura Salgado, camarera del Bar do Lito, en Castrelo do Val, un establecimiento con mucha clientela, especialmente, procedente de Verín. "Es la primera vez que nos vemos afectados por estas limitaciones, pero la verdad es que me compadezco de lo que llevan pasado en Verín", añade. Precisamente, en Castrelo, Benito Carrajo bromea con el frío que se pasa en la terraza, su nueva ubicación para tomarse el vermú: "Non se para! Hai que traer unha manta da cama senon é mellor non vir!", dice entre risas. "Eu veño moito por aquí, é que se non non hai moito sito para onde ir tampouco", añade el vecino de Castrelo, quien se muestra conforme con el cierre, aunque opina que "había que facelo antes, non agora. Xa na ponte. Estas festas... aquí estabamos sen nada e agora..."

En la villa del Támega, los hosteleros sufren de nuevo un duro revés: "A partir do día 1 tomamos a decisión de pechar o establecemento e manter soamente o servizo de comida para levar", asegura Marcos Domínguez, del Bar Botánico. "Vemos que é bastante complicado manterse soamente coas terrazas, sobre todo, debido ao frío que fai. Non nos compensa. Se tes 12 sillas podes facer cada hora 12 euros e se gastas 50 euros de luz... Esto non é que sexa outro golpe, é un golpe constante", añade. 

También en Verín, en la cafetería K-Tedral, María José Diéguez Cid lanza un mensaje a la población: "Nosotros, en la hostelería, no tenemos la culpa de lo que está pasando. Cuando escuchamos eso de 'Como se extrañaba el café del bar' nos da cierta rabia, porque mientras, muchas personas estaban de casa en casa... Preferimos que piensen en nuestras familias y en nuestras casas. Que la gente sea responsable", dice la trabajadora, quien sí agradeció la afluencia de su clientela habitual en un nuevo primer día de restricciones: "La verdad es que son maravillosos. Hoy fue el primer día de cierre y todavía no paré de poner cafés. Claro está que el día de hoy, que no llueve, también ayuda", añade. Una de esas clientas es Olimpia Fernández, que sale en defensa de los hosteleros: "Esto va a afectar mucho a la economía, ahora que la gente podía ganar un poco de dinero... ¡Otra vez cerrados!", lamenta la vecina. "Creo que la gente no ha tenido cuidado, por ejemplo, en las matanzas", añade Olimpia mientras se toma su café.

Te puede interesar