TELÉFONO ROJO

"El fútbol fue un intento fallido"

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Hablamos del Mundial con... Adrián González, secretario general de Novas Xeracións en Ourense 

Cuando amenaza la hora de cierre y las pulsaciones se aceleran como en el último minuto de una prórroga que decide el pase a la final del Mundial, siempre queda el recurso de llamar a un futbolista retirado, a un político en el banquillo o a un político de la cantera para rellenar el folio. "Esos siempre se ponen al teléfono", comenta un compañero con la frialdad del croata Rakitic ante el lanzamiento decisivo de la tanda de penaltis.

No fue el caso porque la comunicación se produjo al mediodía y a primera hora de la tarde, pero sí viene a cuento. A estas alturas del Mundial de Rusia por el teléfono rojo han pasado figuras de trayectoria reconocida y al chófer de anécdotas, que aspiró a pilotar el carromato de Putin durante el torneo, le pareció que una jornada de descanso antes de que se dispute el partido para resolver el tercer y cuarto puesto era la apropiada para echar un vistazo a la cantera y dar bola a las promesas. 

En la política juvenil ourensana hay un situación llamativa. Adrián González Fariñas y su hermano Nabor son gemelos. El primero es el secretario general de Novas Xeracións de la agrupación local de Ourense y el segundo es el secretario general de las Xuventudes Socialistas en Galicia. Nabor recibió el aviso de la llamada del teléfono rojo por WhastApp a las 14.39 horas, pero ni respondió al mensaje ni después contestó al teléfono a las cinco de la tarde como rezaba en el texto. Destrozó, quizá sin pretenderlo, la ilusión de una compañera de entrar en la convocatoria porque dirigentes socialistas ya han aparecido unos cuantos y esta sección va de partidos y de fútbol y no de un partido político, y al mismo tiempo se cargó el axioma de que un representante público sin exposición mediática es como un domingo sin sol o un partido sin goles, como resumiría un grande como Alfredo Di Stéfano. De tanto correcalles con la palabra partido casi resulta comprensible que este reportaje también quede partido por la mitad. 

Su hermano Adrián recibió la llamada tres minutos después sin cita previa y respondió a la primera. Aquí entra a cañón el chascarrillo de que Manuel Baltar siempre tiene a la tropa lista para pasar revista, pero que cada uno se monte su película, ya que el comentario es una licencia tan prescindible como fútbol de toque horizontales de la selección española en este Mundial. Adrián, el campo es todo tuyo. "La historia es curiosa de narices, pero yo no tengo la culpa de tener un hermano gemelo", bromea el pequeño de los dos por cinco minutos. A Adrián el fútbol le interesa más bien poco y eso que su padre lo alistó cuando era un cativo en el equipo del colegio Divino Maestro. "Ya casi no me acuerdo, pero el fútbol resultó un intento fallido", añade. "Recuerdo que cuando éramos pequeños mi hermano y mi padre eran del Madrid y yo del Barcelona en la época de Ronaldinho por llevarle la contraria". 


DISTINTAS CAMISETAS


A la política llegó sin que nadie lo adoctrinase, como le sucedió a su hermano, sólo que también decidieron defender colores distintos. "En casa nunca se habló de política, pero nosotros comenzamos en tercero y cuarto de ESO discutiendo sobre monarquía y república hasta que llegó un momento que decidimos implicarnos". Adrián acaba de terminar tercero de Ecomonía y Nabor el mismo curso pero de Ciencias Políticas. Los dos comparten piso en Santiago y cada vez discuten menos. "Con la moción de censura tuvimos suficiente, intentamos llevar bien las diferencias", comenta. Del Mundial sólo ha visto a España y la semifinal entre Croacia y Inglaterra. "Me parece una pasada que un país de cuatro millones de habitantes esté en la final". Adrián parece tener madera, aunque asegura que no busca "cargos públicos ni políticos, sólo quiero ayudar desde mis principios y valores". Uno a cero. 

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