ABUSO DE MENORES

Ballarat, una pesadilla para las víctimas sexuales de sacerdotes católicos

Las declaraciones del cardenal George Pell confirmaron el oscuro pasado que vivieron muchos menores que sufrieron abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos en la ciudad de Ballarat.

La ciudad de Ballarat, en el sureste de Australia, es una pesadilla para los menores que sufrieron abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos el siglo pasado y que llevó al suicidio a casi medio centenar de víctimas.

Las declaraciones ofrecidas esta semana por el cardenal australiano George Pell, encargado de finanzas del Vaticano, a una comisión nacional que investiga los casos de pederastia en la Iglesia australiana confirmaron el oscuro pasado de Ballarat.

Antes de pasar a la archidiócesis de Melbourne, Pell nació y trabajó de sacerdote en esa ciudad, un asentamiento del estado de Victoria que la fiebre del oro en el siglo XIX elevó de una estación de ovejas a una población próspera.

Allí, miembros de la congregación de los Hermanos Cristianos cometieron abusos sexuales mientras trabajaban en escuelas de la ciudad y zonas aledañas, según el llamado "Caso 28", que investiga la citada comisión.

El director del colegio Saint Alipius, Robert Best, el capellán Gerald Ridsdale y los sacerdotes Gerald Fitzgerald, Edward Dowlan y Stephen Farrel integraban en el centro una red pederasta alrededor de la década de 1970, de acuerdo con los testimonios.

Ridsdale, de 81 años de edad en la actualidad, sobresalió entre todos por el elevado número de sus víctimas, 54 entre 1960 y 1980, la menor de cuatro años de edad, y entre los abusados figura su sobrino David.

Fizgerald fue el único que escapó a una condena judicial porque falleció en 1987, cuando era investigado.

Las heridas abiertas entre las víctimas aún no han cicatrizado, pese al tiempo transcurrido.

No olvida Stephen Woods, violado y abusado sexualmente por tres sacerdotes cuando estudiaba en Saint Alipius, de los Hermanos Cristianos, y Saint Patrick, al igual que dos de sus seis hermanos.

"Me hacía desnudarme lentamente mientras él se masturbaba detrás del escritorio al tiempo que me decía que era mi culpa, que era malo, que era el diablo", dijo Woods sobre sus reuniones, cuando tenía once años, con Best, entonces director de Saint Alipius.

Woods también sufrió las agresiones del padre Dowlan y de Ridsdale, quien lo violó en unos cuartos de baño públicos cerca del lago Wendouree, en Ballarat.

Philip Nagle sucumbió ante el padre Farrell en 1974, cuando tenía nueve años de edad.

El recuerdo más vivo de Nagle de aquella época se remonta a la primera vez que el cura lo atendió en la enfermería, lo hizo tumbarse boca arriba y le bajó los pantalones para "hacer algo".

"Cuando se levantó, yo estaba todo mojado entre mis piernas y genitales. Mucho tiempo después, me di cuenta de que había eyaculado", relató Nagle en su testimonio oficial.

Esos son algunos de los testimonios que han ofrecido las víctimas de abusos sexuales de la Iglesia católica en Ballarat que aún siguen vivas.

Según la organización Broken Rites (Ritos Rotos), casi medio centenar de menores que sufrieron abusos no pudieron superar el trauma y se suicidaron.

Las declaraciones de Pell esta semana han sembrado en Australia la duda de cuánto sabía el prelado y la Iglesia católica de los abusos sexuales cometidos en Ballarat.

Pell se declaró inocente y eludió responsabilidades, pero admitió que en aquel tiempo se encubrían los casos de pederastia para proteger la reputación de la Iglesia católica.

El prelado -que personalmente no está acusado de pederastia-, calificó de "trágica coincidencia" la presencia del alto número de curas pederastas juntos en Ballarat, ante la pregunta sin respuesta de como fue posible que coincidieran tantos religiosos "descarriados" en el mismo lugar.

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