Al menos cuatro personas murieron y otras 300 resultaron heridas durante los enfrentamientos

El Gobierno de Bahréin aplasta la protesta con policía y tanques

Un equipo sanitario traslada al hospital a uno de los heridos en los enfrentamientos. (Foto: MAZEN MAHDI)
Bahrein vivió ayer una jornada negra por la muerte de al menos cuatro personas en una carga policial contra manifestantes en Manama, en medio de revueltas populares en el país que el Gobierno teme que degeneren en divisiones sectarias. Tras la agitación de las últimas horas, una calma relativa volvió a las calles de la capital, que a última hora aparecían casi vacías, después de los disturbios en la céntrica plaza Lulu (perla, en árabe), tomada por soldados y policías.
Después del desalojo de esa rotonda, los manifestantes se trasladaron al principal hospital de Manama, Salmaniya, que se ha convertido en el nuevo epicentro de las protestas que exigen reformas políticas, la dimisión del Gobierno y mejoras económicas, y en donde se desarrolló frente al centro sanitario una sentada en la que participaron de forma pacífica miles de manifestantes.

En ese lugar destacó la ausencia total de agentes y soldados, concentrados en la plaza Lulu, custodiada por fuerzas antidisturbios de la policía, apoyadas por efectivos del Ejército que se mantuvieron dentro de tanques y otros blindados tras desplegarse a primera hora de ayer en el lugar. En una rueda de prensa, tras una reunión extraordinaria de los ministros de Exteriores del golfo Pérsico, el jefe de la diplomacia bahreiní, Jaled al Jalifa, explicó que la violencia estalló de madrugada cuando las fuerzas de seguridad, apoyadas por unidades del Ejército, intentaron evacuar la plaza Lulu.


PARTE DE BAJAS

En esa rotonda estaban concentrados desde el martes por la noche miles de manifestantes. La intervención en la plaza, llevada a cabo por policías antidisturbios mientras unidades blindadas del Ejército mantenían sus posiciones, causaron al menos cuatro muertos, informaron fuentes sanitarias. Existe confusión sobre el número de heridos, que puede estar entre 200 y 300, según distintos cálculos. El Ministerio de Sanidad confirmó que había tres muertos y dijo que había casi 200 heridos.

Tras los hechos de las últimas horas, Al Jalifa advirtió del riesgo de división sectaria en este reino, donde pese a que el 70 por ciento de la población es chií, los líderes son suníes. 'Corremos peligro de que haya una polarización entre chiíes y suníes. Es muy peligroso', afirmó el ministro de Asuntos Exteriores.

Sobre la polémica presencia del Ejército en la plaza, Al Jalifa negó que hubieran sido soldados los que dispararon contra los manifestantes, que fueron desalojados con fuego real, balas de goma y otros materiales antidisturbios. 'El Ejército no ha dirigió las armas contra los ciudadanos. El Ejército está para preservar los logros del pueblo', insistió Al Jalifa.

Las Fuerzas Armadas señalaron en un comunicado transmitido por televisión que se desplegaron en la capital para 'preservar la seguridad de los ciudadanos y los residentes', e instaron a los ciudadanos a que se abstengan de participar en concentraciones.

Tras lo ocurrido ayer, siete partidos opositores, entre ellos Al Wifaq, pidieron al Gobierno que presente su dimisión y subrayaron que 'cualquier gobierno respetable pierde su legitimidad cuando ordena matar a sus ciudadanos'.

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