Groenlandia vota la ampliación de su autonomía con la vista puesta en su independencia

Una de las localidades de Groenlandia.
Los apenas 56.000 habitantes de Groenlandia -la mayor isla del mundo con 2,2 millones de kilómetros cuadrados, el 81 por ciento cubierto por hielo- votan mañana en referendo una amplia reforma de su estatuto de autonomía que abre las puertas a su independencia total de Dinamarca en el futuro.
El nuevo estatuto, que sustituirá al aprobado en 1979, reconoce a los groenlandeses como pueblo con derecho a la autodeterminación, su idioma como única lengua oficial, amplía al máximo las competencias que puede asumir el Gobierno autonómico y otorga a éste el control de los hipotéticos ingresos procedentes del subsuelo.
Este último punto ha sido el principal motivo de discordia entre Groenlandia y Dinamarca, y el que ha provocado un retraso de casi dos años en la propuesta sobre reforma del estatuto que una comisión mixta elegida por ambos gobiernos debía consensuar.

Según estimaciones recientes bajo su subsuelo podría haber reservas de crudo equivalentes a la mitad de las de Arabia Saudí, lo que permitiría a un país que vive de la pesca y la subvención anual de Copenhague -el 27 por ciento de su PIB- ser autosuficiente.

Ambos gobiernos han acordado que la subvención estatal de 3.200 millones de coronas (unos 429 millones de euros) se reducirá progresivamente con una cantidad que corresponderá a la mitad de los hipotéticos ingresos anuales del subsuelo que superen los primeros 75 millones de coronas (algo más de 10 millones de euros).

En el caso de que la subvención se reduzca a cero, ambas partes deberán renegociar sus futuras relaciones económicas.

El nuevo estatuto abre a Groenlandia el acceso a competencias como política penitenciaria, policía, tribunales, extranjería y control de fronteras y transporte aéreo, de cuya financiación deberán encargarse las autoridades de Nuuk, la capital groenlandesa, una vez que las asuman.

Sólo seis áreas seguirán bajo control danés: Constitución, nacionalidad, Tribunal Supremo, defensa y seguridad, política monetaria y de divisas y política exterior, si bien las autoridades groenlandesas deben ser tenidas en cuenta en cuestiones internacionales que afecten a su territorio.

Referendum consultivo
Aunque el referendo es de carácter consultivo y deberá ser aprobado luego por los parlamentos de Nuuk y Copenhague, hay un acuerdo implícito de todas las fuerzas políticas para respetar su resultado, que nadie cuestiona que será afirmativo: la única duda radica en el porcentaje que alcanzará el 'sí'.

Lars-Emil Johanssen, ex presidente autonómico y diputado en el Parlamento danés, ha dicho que espera un mínimo de un 60 por ciento a favor, cifra razonable considerando que sólo un partido groenlandés, 'Los Demócratas' -que obtuvo el 16 por ciento de los votos en los últimos comicios autonómicos-, apoya el 'no'.

Grupos partidarios del 'sí' han convocado para hoy una procesión de antorchas por las calles de Nuuk para mostrar la unidad del pueblo groenlandés y su deseo de más autonomía.

Si todo ocurre como está previsto, el nuevo estatuto entrará en vigor el 1 de junio de 2009, coincidiendo con los 30 años de la autonomía groenlandesa, una de las dos que incluye el Reino danés; la otra, las Islas Feroe, ya alcanzó un estatus similar en 2005.

Hipotética independencia
Más incierta parece la fecha de una hipotética independencia, que deberá contar con el apoyo de ambos parlamentos y ser aprobada en referendo por los groenlandeses, aunque los más optimistas hablen de 2016 o de 2021, coincidiendo con los 300 años de la colonización danesa, pero todo dependerá fundamentalmente del petróleo.

Las autoridades han concedido licencias de exploración a varias compañías petroleras, pero el hielo dificulta la extracción, desde el punto de vista tecnológico y económico, lo que compromete la viabilidad del plan independentista, pese a que la estadounidense Alcoa pretende invertir más de 3.000 millones de euros en una fábrica de aluminio movida por energía hidráulica en la costa oeste.

Otras cuestiones como la falta de personal cualificado propio, la dispersión de la población y problemas sociales como los altos índices de alcoholismo, suicidios y desatención infantil colocan interrogantes sobre el futuro de Groenlandia y reflejan también la por momentos difícil relación con el antiguo poder colonial.

Gran parte de esos problemas sociales tienen su origen en la modernización a marchas forzadas de la antigua colonia, que estuvo cerrada al mundo exterior 3 siglos, durante la década de 1960, obligando a la población a abandonar sus aldeas y concentrándola en núcleos mayores de población.

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