GASTRONOMÍA

Huevos blandos portugueses, el dulce más turístico de Aveiro

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photo_camera Ovos moles

Los ovo moles suponen varios cientos de puestos de trabajo y se venden en todo el mundo

Aveiro, una de las más ciudades turísticas de la costa portuguesa, rinde pleitesía este fin de semana a su dulce más singular, los "ovos moles" -huevos blandos-, que se venden en todo el mundo y suponen varios cientos de puestos de trabajo.

La Asociación de Productores de Ovos Moles de Aveiro y el Ayuntamiento han celebrado este fin de semana una muestra de dulces conventuales para seguir enfatizando en este tipo de repostería.

En España, su homólogo serían las yemas de Santa Teresa de Ávila, aunque cada uno tiene sus singularidades que los diferencian.

La historia un tanto legendaria que prevalece entre los aveirenses acerca de este dulce se remonta a cinco siglos atrás, cuando en el extinto Convento de Jesús de Aveiro sus monjas usaban los huevos que les regalaba la caridad para diferentes fines.

Calentaban las claras y las usaban para planchar la ropa y, sin embargo, las yemas las tenían que tirar porque apenas duraban unos días.

Una de sus monjas comprobó que si a los enfermos que trataban en el convento los alimentaban con estas yemas azucaradas, manifestaban una mejoría, por lo que en Aveiro fueron las primeras que elaborar repostería a partir de las yemas de huevo.

Tras la desaparición de este convento, convertido hoy en el Museo de Santa Joana, lugar donde se ha celebrado la muestra de dulces conventuales, algunos artesanos conservaron la receta de las yemas recubiertas con obleas y la convirtieron a partir de mediados del siglo XIX en una de las señas de identidad de Aveiro.

A la hora de comercializar estos productos, los reposteros se enfrentan a un corto período de caducidad, por lo que su exportación, aunque no imposible, es bastante complicada.

Virgilio Porto, uno de lo fabricantes de "ovos moles" de Aveiro, explica a EFE que "este dulce se tiene que consumir -debido a que lleva huevo- en un plazo máximo de 15 días".

Sin embargo, se ha ideado un proceso para su exportación basado en el ultracongelado, que ha permitido a las 40 empresas reposteras que elaboran este pastel venderlo en España, Francia, Alemania, Bélgica o Luxemburgo.

Además, algunos productores quieren empezar a comercializarlo en países como China, Timor, Macao o Dubai, según explica una de las responsables de la Oficina del Dulce de Aveiro, Laura Benjamín.

Aunque cada repostero guarda con celo su receta, la proporción es de un kilo de yemas, un kilo de azúcar y tres cuartos de litro de agua.

En un recipiente se calienta durante 45 minutos el agua con el azúcar y, pasado este tiempo, se añaden las yemas durante otra media hora.

Tras un reposo de 24 horas, se le da forma a la masa, que es envuelta con la oblea.

Por lo general, los "ovos moles" tienen formas marinas, en sintonía con la ciudad costera de Aveiro.

En total, hay 40 fábricas que emplean a 150 personas que elaboran a diario este tipo de dulces para, más tarde, venderlos por la zona del "Rossio", una de las más turísticas de esta localidad del Centro de Portugal.

Los "ovos moles" de Aveiro fueron el primer producto de confitería lusa distinguido con la denominación de Indicación Geográfica Protegida, atribuida por la Unión Europea.

Esta calificación asegura que el dulce tradicional aveirense está elaborado con la receta original.

Durante todo el fin de semana se han sucedido demostraciones en vivo, charlas y ponencias en torno a este dulce, que representa una inyección económica muy importante para esta localidad.

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