Un islamista australiano, condenado a 15 años prisión por crear uns célula terrorista

El islamista Abdul Nacer Benbrika.
Un islamista australiano de origen argelino fue condenado a 15 años de prisión por haber creado una célula terrorista en la ciudad de Melburne, según informó la radio ABC. El pasado septiembre, Abdul Nacer Benbrika y otros seis musulmanes australianos fueron hallados culpables de haber planeado cometer atentados en el país durante el mayor juicio contra el terrorismo jamás celebrado en Australia.
Según la sentencia emitida por Bernard Bongiorno, magistrado del Tribunal Supremo del estado de Victoria, Benbrika podrá optar a la libertad condicional cuando haya cumplido doce años de cárcel.

Los siete hombres forman parte de un grupo de doce detenidos en noviembre de 2005 por pertenencia a banda armada e intentar atentar contra el entonces primer ministro, John Howard, varias estaciones de tren y un estadio deportivo, cargos que el juez no consideró probados.

Según la Fiscalía, Benbrika ensalzaba al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, y reveló durante una llamada telefónica sus planes para colocar una bomba en un campo de fútbol o cualquier otro lugar donde se pudiera efectuar una gran matanza.

En la conversación, el condenado afirmó que eso le parecía una buena idea y que no estaba permitido matar a mujeres, niños y ancianos.

Bongiorno concluyó que a pesar de que Benbrika y los otros seis hombres nunca llegaron a fijar un objetivo específico o llegaron a actuar, no se han arrepentido y no se puede demostrar que hayan renunciado a sus creencias violentas.

Durante el juicio, el magistrado pidió al jurado popular que no se dejara influir por sentimientos racistas o antimusulmanes.

La mayoría de los miembros de esta supuesta célula terrorista son hijos de inmigrantes de segunda generación en un país donde menos de 500.000 de sus 21 millones de habitantes profesa el Islam.

Australia nunca ha sufrido un ataque en el interior de su territorio, pero sus nacionales han sido objetivo de atentados cometidos en otros países, como el de Bali en 2002, que causó la muerte a 202 personas, entre ellas 88 australianos.

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