El exdirector del FMI, que fue acusado de intento de violación, dice haber vivido una 'pesadilla'

El juez retira los cargos que pesaban sobre Strauss-Kahn

Strauss-Kahn, acompañado por su esposa, a su llegada al tribunal de Manhattan. (Foto: JUSTIN LANE)
El juez de Nueva York Michael Obus retiró ayer todos los cargos que pesaban desde mayo pasado contra el ex director gerente del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn por agresión sexual e intento de violación. El juez Obus aceptó así la recomendación de la Fiscalía y desestimó los siete cargos contra Strauss-Kahn tras la denuncia presentada por Nafissatou Diallo, y el político y economista francés podría abandonar de inmediato hoy Estados Unidos si así lo decide.
En un comunicado dado a conocer tras abandonar el juzgado, Strauss-Kahn calificó como una 'pesadilla' los últimos dos meses y medio tanto para él como para su familia, y dijo que ahora que ha quedado en libertad espera 'volver a su hogar y tratar de volver a tener una vida más normal'. El político francés, que dijo también que ya no hará más comentarios al respecto, se declaró 'profundamente agradecido' hacia su mujer, Anne Sinclaire, y por las muestras de apoyo recibidas de todos sus amigos de Francia y de EE.UU. que creyeron en su 'inocencia'.

Expresó también su gratitud al juez Obus y al personal de los tribunales por 'el esfuerzo para protegernos a mi mujer y a mí cuando hemos venido aquí', así como al fiscal Cyrus Vance, a quien agradeció su 'profesionalidad' al haber acordado retirar los cargos en su contra. Vestido con traje y corbata azul y el semblante serio, Strauss-Kahn había llegado al juzgado sobre las cinco de la tarde acompañado de su mujer, vestida de traje negro, y rodeados de grandes medidas de seguridad y una amplia atención mediática, ya que desde primera hora de la mañana eran numerosos los medios de comunicación y curiosos que se agolparon en los alrededores del juzgado.

El ex director gerente del FMI no estuvo ni una hora en el juzgado, que abandonó pasadas las seis de la tarde con la sonrisa contenida, entre los gritos de una veintena de personas que le increpaban.

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