Los líderes aborígenes insisten en que el Gobierno compense a la 'generación robada'

Marcha protesta de los aborígenes australianos.
Los líderes aborígenes de Australia aprovecharon hoy, día nacional del perdón, en el que Australia reconoce las injusticias cometidas sobre sus aborígenes, para volver a pedir que se les compense por el maltrato pasado. El primer ministro del país, Kevin Rudd, formuló una disculpa formal en febrero, pero su Gobierno, que alcanzó el poder en noviembre de 2007, se ha quedado corto ofreciendo compensaciones a los nativos.

'Aún hay una necesidad incuestionable de que se nos repare y compense', aseguró el Comité Nacional del Día del Perdón a través de un comunicado. 'Australia está esperando que demuestren que pueden ofrecer algo más que un gesto simbólico'.

Un informe de Derechos Humanos elaborado en 1997 desveló que las pasadas políticas de asimilación, a través de las cuales se les quitaban los hijos a los aborígenes para criarlos como blancos, es un intento de genocidio y pidió al país que se disculpara y compensara a los afectados.

Miles de niños 'robados'
Decenas de miles de niños fueron arrebatados a sus padres entre la década de 1880 y la de 1960 y se les conoce como 'la generación robada'.

Rudd aprovechó la ocasión para descubrir un manuscrito caligráfico de la disculpa de su Gobierno, que será expuesto en el Parlamento de Canberra. 'Algunos dicen que el problema de la disculpa nacional son los símbolos. Hay algo muy potente en la disculpa si gracias al proceso de pedirla allanamos el camino para emprender acciones' declaró, aunque no dijo nada sobre una posible compensación.

Sin embargo, el presupuesto de mayo de su Gobierno aprobó gastar 1.200 millones de dólares australianos (más de 700 millones de euros) en los próximos cinco años para mejorar la salud, la educación, el empleo y la vivienda de los aborígenes.

El dos por ciento de la población
En Australia hay unos 460.000 indígenas, lo que supone alrededor del dos por ciento de la población de 21 millones de personas, y son el grupo más desaventajado de la sociedad, con una esperanza de vida de 17 años menos que el resto de australianos. Además, tienen más altos los índices de mortalidad infantil, desempleo, encarcelamiento, consumo de alcohol y drogas y violencia doméstica.

El Comisario para la Justicia Social de los Aborígenes, Tom Calma, cree que el Gobierno debería llevar a cabo todas las recomendaciones del informe de 1997 y no sólo disculparse. 'Es el momento de dar un paso más allá de pedir perdón y hacer frente a las sobresalientes necesidades de la generación robada', declaró.

Te puede interesar