Reino unido

May, ante el "milagro" de que Gobierno y Parlamento aprueben el acuerdo del Brexit

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photo_camera La primera ministra británica, Theresa May, abandona Downing Street tras una reunión en Londres.


La primera ministra británica comienza una dura carrera de obstáculos para conseguir el respaldo al texto después de que el DUP y varios miembros de su partido ya hablen de "traición"

La primera ministra británica Theresa May se enfrenta al milagro de intentar conseguir que tanto su Gabinete, como el Parlamento de Westminster, aprueben el principio de acuerdo sobre el divorcio entre Reino Unido y la Unión Europea alcanzado este martes entre los negociadores de Londres y Bruselas.

Mientras tanto, desde el bloque comunitario se ha optado por guardar silencio y no comentar nada hasta que Londres se pronuncie y dé su veredicto al texto.

Pero el hecho de que varios políticos conservadores euroescépticos ya hablaran de "traición" a las pocas horas de trascender la noticia, y de que su socio de Gobierno -el Partido Unionista Democrático- haya advertido este miércoles que no apoyará el texto propuesto por May, evidencia la enorme dificultad a la que se enfrenta la "premier" británica.

El aval del Gobierno de Reino Unido es fundamental antes de que los líderes europeos se reúnan en una cumbre extraordinaria que ratifique el acuerdo. Pero si todo esto se consigue, el texto deberá enfrentarse aún a un último obstáculo: la votación en la Cámara de los Comunes.

Ante el temor a que pueda haber más dimisiones en el seno del Ejecutivo, y de que May no sea capaz de convencer a ministros y diputados, está cada vez más cerca la posibilidad de llegar a la fecha de salida sin haber pactado un acuerdo que regule el divorcio entre RU y la UE, que haya sido respaldado por Londres.


Y es que sin ir más lejos, apenas unas horas antes de que se informara por parte de los negociadores británicos que se había logrado un principio de acuerdo, el vicepresidente de la Comisión Europea anunció la aprobación de varias medidas ante el riesgo de un divorcio sin pacto


"El Brexit provocará perturbaciones, con acuerdo o sin él, y hay que prepararse para cualquier eventualidad", puntualizó Zimmermman poco después de que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, manifestara en el Parlamento que el Brexit "es una tragedia" y un "error histórico".

May tiene por delante desde este miércoles una complicadísima carrera de obstáculos y además contrarreloj para convencer a sus ministros y a los diputados británicos de que apoyen el texto acordado este martes en Bruselas, y sobre el que el Ejecutivo comunitario aún no se ha pronunciado.

Reina la incertidumbre sobre cuál será el resultado de una reunión de ministros que arranca a las dos de la tarde y si los más euroescépticos darán luz verde al texto, o si habrá aún más dimisiones que se sumen a los abandonos que ya se han producido en las últimas semanas y meses en las filas del Partido Conservador.

De momento, la líder del Partido Unionista Democrático (DUP), Arlene Foster, ha dejado claro este miércoles que sus parlamentarios no pueden respaldar la propuesta presentada por May por considerar que el texto separaría la región de Irlanda del Norte del resto de Reino Unido.


Foster ha dicho que el borrador de acuerdo sobre el proceso de retirada de la Unión Europea parece sugerir que Irlanda del Norte seguirá alineada con la normativa de la Unión Europea para evitar que haya una frontera estricta con Irlanda


"La cuestión es si nos estamos separando de la Unión, si estamos tratando con Reino Unido de una forma que nos deja a la deriva en el futuro y, como líder del unionismo en Irlanda del Norte, no voy a estar de acuerdo con eso", ha asegurado Foster, en declaraciones a Sky News.

Por su parte, el parlamentario del DUP Sammy Wilson ha subrayado que su formación no apoyará el acuerdo sobre el Brexit porque supone una humillación. "Todo lo grande y lo bueno que salió durante el referéndum se irá en las próximas semanas para intentar hacernos seguir las reglas. Somos claros: no votaremos a favor de esta humillación", ha afirmado Wilson, en un mensaje publicado en su cuenta oficial de la red social Twitter.

En línea similar, el número dos del DUP, Nigel Dodds, ha criticado el acuerdo de divorcio alcanzado por May con la Unión Europea pero ha señalado que su formación esperará a ver el texto antes de decidir si votará en contra o a favor.

También desde las filas del DUP, el parlamentario Jeffrey Donaldson ha asegurado que su partido no puede apoyar la propuesta de May por considerar que podría llegar a dividir a Reino Unido por tratar de forma distinta a Irlanda del Norte.

Donaldson ha afirmado que no tiene miedo a una convocatoria a las urnas si la propuesta de May acaba siendo rechazada por los parlamentarios. "Por lo que he visto y oído no creemos que este acuerdo sea el mejor acuerdo", ha dicho Donaldson. "Este acuerdo tienen el potencial de dividir a Reino Unido y no es algo que podamos apoyar", ha asegurado el parlamentario del DUP.

Por su parte, el mayor opositor a May, el euroescéptico del Partido Conservador y exministro de Exteriores Boris Johnson, ha dicho que la propuesta es "inaceptable" y que "no cumple con el mandato dado por el pueblo en junio de 2016".

El diputado tory, Jacob Rees Moog, ha resaltado que el acuerdo "nos dejaría en el mercado único como un estado vasallo". Ha añadido además que "es un fracaso de la negociación del Gobierno y un incumplimiento del Brexit".

Así las cosas parece previsible que el pacto logrado este martes entre los negociadores de ambas partes pueda acabar descarrilando en el tortuoso camino lleno de baches que tiene aún que recorrer. Porque además, los cuatro partidos de la oposición han reclamado que cuando el texto se someta a la votación del Parlamento se puedan votar también otras alternativas, como la de celebrar un segundo referéndum.

Este principio de acuerdo sobre el Brexit ha llegado este martes tras intensas negociaciones en las que el último escollo que quedaba era la solución para la frontera entre el Úlster e Irlanda, una solución que pasaría por un plan de emergencia (backstop, en la jerga comunitaria) que aseguraría un estatus especial para Irlanda del Norte y que permitiría al conjunto de Reino Unido continuar en la Unión Aduanera hasta diseñar una solución definitiva que no fragmente el mercado británico.

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