Un memorial recordará a religiosos checoslovacos internados en el comunismo

Vista del santuario de Kraliky, situado el este de la región checa de Bohemia, en el que será levantado un memorial para honrar a los más de 11.000 religiosos y religiosas
Un memorial para honrar a los más de 11.000 religiosos y religiosas que sufrieron en campos de trabajo y de concentración durante el régimen comunista checoslovaco (1948-1989) será levantado en el santuario de Kraliky, al este de Bohemia.
Gustavo MongeEsta iniciativa, que nace sin financiación pública y cuyo coste se eleva a 140.000 euros, ha surgido veinte años después de la caída del comunismo porque 'se olvidaron de los internados', explica a Efe Richard M. Sicha, uno de los promotores del memorial.

'En el marco de la operación K, en los años 50 del siglo XX, fueron creados en todo el territorio de Checoslovaquia conventos de centralización para hombres y mujeres de órdenes y congregaciones, con el fin de eliminarlos violentamente', recuerda Sicha, quien es director del Museo de las Fortalezas Checoslovacas de los años 1935-1938.

Durante abril y mayo de 1950 fueron internados 2.300 párrocos y monjes, sobre una población religiosa masculina de 3.000, y cerca de 8.000 religiosas.

En 1954 se clausuraron todos los conventos del país y se prosiguió con la política de internamientos forzados, que duró hasta 1961, cuando la situación se relajó, después de las muertes del líder soviético Iósif Stalin y el presidente checoslovaco Klement Gottwald.

Y tras la caída del comunismo, mientras los presos políticos y otros presidiarios son recordados por sus allegados, 'en el caso de los seminaristas y curas sus familias son las congregaciones y órdenes y éstas fueron liquidadas por los comunistas, por lo que hay una discontinuidad', afirma Sicha.

Añade que algunas de esas comunidades no tienen forma de aclarar lo que pasó a sus miembros, como es el caso de la Congregación del Santísimo Redentor (redentoristas), una exigua familia formada hoy por quince personas.

También, entre otros, sufrieron este tipo de represión jesuitas, franciscanos, benedictinos o la orden checa de la consolación.

Mientras que las religiosas fueron obligadas a trabajar en la industria, ellos tuvieron que hacerlo en la agricultura, bajo la estrecha vigilancia de antiguos miembros de la Statni Narodni Bezpecnost (SNB), la policía política comunista.

'Por el santuario de Kraliky, convertido en convento de centralización, pasaron 540 personas, bajo la custodia de 22 vigilantes', añade.

Además de Kraliky, hubo centros de internamiento en Zeliv, Osek, Fulnek, Jablonne v Podjestedi, Broumov y Ceska Kamenice.

A esos lugares de represión hay que añadir también las prisiones de Mirov, Leopoldov y Bory, a donde iban a parar los elementos religiosos más recalcitrantes a los intentos de reeducación.

A diferencia de los católicos, que fueron deportados a la fuerza, los clérigos de otras confesiones (evangélicos luteranos, husitas, hermanos checos, baptistas) 'fueron perseguidos con provocaciones y por medio de confidentes, pero no fueron internados, por lo que no tenemos datos de ellos', afirma Sicha.

El memorial, cuya inauguración está prevista para enero de 2012, estará ubicado en un edificio barroco de uno de los atrios del santuario, muy conocido en la República Checa.

Constará de tres zonas, la primera de las cuales estará dedicada a la 'filosofía de la liquidación de la influencia de la Iglesia' e incluirá la confiscación del patrimonio, la clausura de bibliotecas, la operación K (detención de personas) y los sistemas de represión e interrogatorio empleados por la policía política.

Una segunda parte describirá la vida en los campos de trabajo y una tercera abordará la vida en las prisiones, explica Sicha.

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