El misterio de la muerte del espía británico Gareth Williams no se resolverá

La jueza forense encargada de la investigación de la misteriosa muerte en 2010 del espía británico Gareth Williams, encontrado dentro de una bolsa de deporte cerrada, consideró hoy 'improbable' que el caso llegue nunca a resolverse.
La jueza determinó que 'probablemente fue asesinado pero no podemos estar seguros', al tiempo que dijo que tampoco hay pruebas que apunten a un intento de suicidio.

El cuerpo del agente galés de los servicios de inteligencia británicos (MI6), un matemático de 31 años dedicado a descifrar códigos para los servicios secretos del Reino Unido, fue hallado muerto el 23 de agosto de 2010 en el baño de su domicilio, dentro de una gran bolsa de deporte cerrada por fuera.

Al presentar sus conclusiones hoy en la última jornada del proceso, tras 21 meses de investigaciones, la jueza forense Fiona Wilcox descartó que su veredicto fuera a apuntar a un culpable por homicidio.

Al mismo tiempo, admitió que 'la mayor parte de las preguntas fundamentales con relación a cómo murió Gareth continúan sin respuesta'.

La jueza consideró 'altamente improbable' que el agente galés se hubiera podido introducir él solo en la bolsa de deporte y se mostró 'convencida de que alguien más trasladó la bolsa con el cuerpo de Gareth dentro del baño', si bien no dio conclusiones definitivas.

Durante la investigación se reveló la supuesta predilección del espía por las prácticas de sumisión sexual y las 'drag queens', pero la juez descartó que ello guarde relación con su fallecimiento.

A este respecto, sugirió que las filtraciones hechas a la prensa sobre esas supuestas prácticas sexuales podrían tratarse de 'un intento por parte de terceros de manipulación de las pruebas'.

Wilcox resaltó la ausencia de huellas dactilares en el cuarto de baño del domicilio del agente en Pimlico (centro de Londres) en un misterioso caso donde resulta 'más significativo lo que no se encontró que lo que se encontró', dijo.

En cuanto a la posibilidad de que los servicios secretos estuvieran involucrados en el fallecimiento del espía, la jueza la consideró 'una línea legítima de investigación' debido a las 'carencias' por parte del MI6 a la hora de proporcionar pruebas a la Policía Metropolitana de Londres.

Tres expertos que efectuaron exámenes postmortem al cadáver no pudieron llegar a una conclusión clara sobre las causas de su muerte, si bien apuntaron a la asfixia o el envenenamiento como las opciones más probables.

Durante el proceso comparecieron 37 testigos para tratar de arrojar luz sobre las circunstancias de la muerte del espía, entre ellos cuatro agentes del MI6, cuya identidad quedó preservada, y un miembro del centro de escuchas británico GCHQ, cuyas actividades son secretas.

También compareció ante la juez forense la casera de Williams, Jennifer Elliot, quien aseguró que anteriormente había hallado al agente secreto atado a su cama, y que ella y su marido habían tenido que liberarle.

El matemático, descrito por su familia cono un amante del deporte 'extremadamente reservado con su vida privada', se graduó en la universidad galesa de Bangor con tan solo 17 años y comenzó a trabajar poco después para el MI6 como descifrador de códigos.

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