INTERNACIONAL

El Secretario de Defensa de Sri Lanka renuncia tras fallo de seguridad en los atentados

Hemasiri Fernando ocupaba el tercer puesto en la cadena de mando de este despacho tras el presidente del país

El secretario de Defensa de Sri Lanka, Hemasiri Fernando, renunció a su puesto después de que se revelara que los organismos de seguridad del país recibieron con antelación información sobre la serie de atentados del pasado domingo en que murieron 359 personas.

Fernando aseguró en su carta de renuncia que como secretario de Defensa había difundido "sistemáticamente la información de inteligencia recibida sobre los ataques a los funcionarios y departamentos competentes" y que cumplió con su "deber".

"Pero algunos oficiales y departamentos clave no actuaron en consecuencia y como resultado hemos tenido que enfrentar esta situación. Voy a renunciar para facilitar la investigación al comité encargado", anunció.

El secretario de Defensa ocupa el tercer puesto en la cadena de mando de este despacho tras el presidente del país, Maithripala Sirisena, que posee también el cargo de ministro de Defensa, y al que sigue el viceministro de Defensa, Ruwan Wijewardene.

La decisión de Fernando llega después de que varios funcionarios, entre ellos Sirisena, revelaran que los jefes de los organismos de inteligencia recibieron con antelación información de países aliados sobre los atentados, pero no actuaron.

Wijewardene reconoció ayer en una rueda de prensa con medios extranjeros que hubo un "lapsus" dentro de los equipos de inteligencia del país que recibieron información de los ataques y que "decidieron" deliberadamente no informar a Sirisena ni al primer ministro de la nación, Ranil Wickremesinghe.

Así se incumplieron los protocolos para llevar la información al nivel más alto, razón por la que las autoridades admiten no haber actuado "oportunamente".

Una fuente consultada por Efe aseguró que Sirisena pidió el miércoles la renuncia de Fernando y del inspector general de la Policía, Pujith Jayasundara.

La serie de ataques ocurridos casi simultáneamente en tres hoteles de lujo y tres iglesias en Colombo y otras ciudades del país, fueron cometidos por al menos nueve suicidas cargados de potentes explosivos, la mayoría de ellos personas "bien formadas" pertenecientes a la clase media-alta.

Horas después, una séptima detonación tuvo lugar en un pequeño hotel situado a una decena de kilómetros al sur de la capital, y la última en un complejo residencial, también en Colombo.

Esas explosiones fueron vinculadas por las autoridades con el intento de huida de varios sospechosos.

Desde entonces las autoridades han hallado y desactivado numerosos artefactos explosivos en distintos lugares de la ciudad que se presume guardan conexión con estos ataques.

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