Abandonado por sus parlamentarios, 'Il Cavaliere' se ve obligado a votar a favor del Gobierno

El Senado italiano asiste al declive de Silvio Berlusconi

Berlusconi, durante la intervención del primer ministro Letta. (Foto: ETTORE FERRARI)
El ex primer ministro Silvio Berlusconi está viviendo sus últimas bocanadas de gloria política ahogado en el marasmo que él mismo había pergeñado para evitar ser expulsado del Senado tras haber sido condenado en firme por fraude fiscal en el caso Mediaset.
El primer ministro de Italia, el socialdemócrata Enrico Letta, logró darle la estocada final con la inestimable ayuda del que fuera hasta ahora el delfín de 'Il Cavaliere', el viceprimer ministro y titular de Interior, Angelino Alfano.

La primera estrategia de Berlusconi para posponer la reunión de la comisión del Senado, prevista para el próximo viernes para estudiar su expulsión, fue el anuncio de dimisión de los parlamentarios de su partido, el PDL, si se decidía la salida del senador. Un hecho que ayer el primer ministro Letta lamentó en su comparecencia ante el Senado para pedir el voto de confianza a su Gobierno tras los golpes bajos de Berlusconi, cuando relató que se enteró de esta amenaza mientras él se encontraba hablando de Italia ante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.

Los nervios de Berlusconi, que decía no comer, no haber dormido desde hace más de 50 noches por la persecución a la que estaba siendo sometido por una 'magistratura de izquierdas', le traicionaron al adoptar una decisión a todas luces contraria no sólo a los intereses de Italia, sino a los suyos propios, cuando 'invitó' el sábado por la tarde a sus cinco ministros a dimitir del Gobierno.


ACORRALADO Y DESCONCERTADO

Un fatal paso en falso. Los ministros dimitieron en bloque, pero a los pocos minutos comenzaron los dimes y diretes de los propios titulares dimisionarios, que dijeron abiertamente no estar de acuerdo con la orden de su líder, que tacharon de 'irresponsable'. Alfano, su mano derecha, tomó las riendas del partido de Berlusconi, el Pueblo de la Libertad (PDL), y mano a mano con Letta decidió que se pasaba al 'enemigo', pues llamó a votar a favor del primer ministro a todo el partido.

En el Senado, 23 parlamentarios afirmaron ayer que apoyarían la continuidad del Ejecutivo y anunciaron la creación de un nuevo grupo político denominado 'Los Populares'. Acorralado y desconcertado, el golpe de gracia se lo dio a sí mismo el propio Berlusconi al anunciar en su turno de palabra en el Senado que votaba a favor del Gobierno. El triunfo de Letta, con 235 votos a favor, significa el principio del fin de la vida política de Berlusconi, perdido en sus propias contradicciones y con una fractura de su hasta ahora compacto partido, difícil de reconstruir y reconducir. Su expulsión del Senado significaría además que no puede presentarse a unas elecciones durante los próximos seis años.

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