Este obrero parece tener poco amor por su vida dado que se puso a pintar en un tejado, quizás para evitar filtraciones de agua, en un edificio de cuatro alturas de la calle Alfonso Rodríguez Castelao de Ourense. Carece de cualquier sistema de agarre, solamente confiando en su pericia, pero al menor descuido, un rebalón o un repentino mareo aparece en la acera, muerto. El problema de su negligencia se lo pasaría después a otros.