En las inmediaciones de la locomotora de tren, en la calle Xesús Pousa, cada uno hace su propia norma de tráfico para poder dejar su vehículo, sea turismo o furgoneta. Así, podemos ver aparcamientos a lo loco porque saben que no va a suceder nada. Nadie les va a multar. Lo único que pueden percibir es el claxon de otro conductor al que están molestando.