Este tipo de imágenes se está haciendo habitual en los jardinillos de la calle Valle Inclán de Ourense. Cada dos o tres días restos de carne, pan, sopa o pollo y que, como vivo en los pabellones de las inmediaciones, tengo que recoger porque me da asco. Estamos en una ciudad, no en la aldea, ni hay cerdos por la calle. Se supone que lo harán para que coman los gatos callejeros, pero no deja de ser una guarrada.
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