De vez en cuando en las huertas se dan legumbres y verduras que, de manera excepcional, sobrepasan el tamaño que pueda considerarse normal. Y uno de estos casos le ocurre a Rosa Quintas, en el pueblo de As Pegas, en Sandiás, que no sale de su asombro porque los tomates que plantó este año, y que le regalaron desde las inmediaciones de la ciudad de Ourense, le están ofreciendo unos frutos gigantes, pues tanto algunos que lleva recogido como otros que todavía están creciendo, pasan ampliamente del kilo cada uno. "Teño que gardar a semente pro ano que ven", afirma orgullosa esta mujer. Viendo las plantas, no es de extrañar.
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