O CARBALLIÑO

200 kilogramos de chocolate para el templo de la Veracruz

El pastelero carballiñés José Manuel de la Iglesia construyó una réplica del templo de la Veracruz, todo de forma artesanal y que tiene una dimensión de 2,16 metros de alto y más de 200 kilos

Mucha paciencia, pulso firme y pasión por este trabajo son las claves para que las obras de arte que José Manuel de la Iglesia Barros elabora vean la luz. Esta no es la primera vez que los vecinos se quedan boquiabiertos al pasar por su escaparate y encontrarse con un gigante, muy dulce, haciendo sombra. El famoso templo de la Veracruz, que reina en el centro de Carballiño, ocupa ahora un espacio significativo en una de las confiterías más antiguas de la localidad. Y pronto lo hará también en las barrigas de vecinos y turistas. Con 2,16 metros de alto y más de 200 kilogramos de peso, está logrando que se despierte el interés por el mundo y los detalles de la arquitectura en mucha gente, mientras se les cae un poquito la baba. 

20180308191335435_resultJosé Manuel es la tercera vez que construye una réplica del templo, pero nunca con estas dimensiones ni esta calidad. Los otros intentos fueron más sencillos, pero igual de trabajosos, según comentó el pastelero. "Todo es artesanal, no tiene más truco que buena materia prima y dedicación",aseguró su creador. El procedimiento de elaboración consiste en hacer un diseño previo, partiendo de una fotografía del elemento que se va a elaborar. Después, el pastelero comienza a dar forma al chocolate, sin la ayuda de ningún molde, todo se hace "a base de cartucho y manualmente", afirmó José Manuel. Se divide la estructura en bloques que, una vez están preparados y son consistentes, se proceden a montar unos sobre otros. "El chocolate es como el cemento, mientras está blando es fácil de trabajar y, cuando se endurece, ya no hay vuelta atrás". Esta obra le llevó 15 días de trabajo y, hasta el momento, nunca había dedicado tanto tiempo a proyectos de este tipo.

A estas alturas, su creador ya no es un novato en este arte. Lleva una carrera a su espalda que alcanza ya las tres décadas. Entre las edificaciones que moldearon sus expertas manos se encuentran la Catedral de Santiago, el famoso "botafumeiro", el Hostal de los Reyes Católicos, el edificio Castromil, la Sagrada Familia, la Giralda de Granada, el Pórtico de la gloria, la casa consistorial de A Coruña y la Torre de Hércules, el balneario de O Carballiño y las instalaciones municipales (en chocolate y en pastillaje), el primer avión supersónico, la puerta de Alcalá, el edificio de Walt Disney, el hórreo que representa a Galicia y el cruceiro de Señorín. La edificación con las dimensiones más grandes fue la Giralda, con 2,54 metros de altura. Todos ellos se han donado para ser repartidos, o bien en eventos realizados en los centro educativos del municipio o durante alguna festividad. La Veracruz de este año se podrá degustar como el postre durante la tapa gigante de pulpo, que se celebra en el mes de agosto varios días antes de la conocida fiesta. El año anterior se alcanzaron las 1.500 raciones y, en esta ocasión, las expectativas apuntan a que se superará la cifra.

Hace 30 años, el pastelero carballiñés tuvo la idea de construir en chocolate aquellos edificios más emblemáticos, cumpliendo un hobbie con el que había soñado siempre. La primera vez que se puso el delantal tenía 14 años, y se decantó por algo más sencillo, el escudo del equipo de fútbol Compostela. Incluso la tarta de su boda fue elaborada por sus propias manos. Por el momento, no tiene en mente ningún proyecto. Seguirá con las pequeñas obras para tartas mientras piensa qué edificio emblemático será el siguiente.

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