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Alén: "No recuerdo haberla matado, me lo dijo la familia"

El carballiñés acusado de asfixiar a su esposa aseguró estar "arrepentido" en el primer día de juicio

El vecino de Carballiño José Alén Lorenzo, de 60 años, acusado de asfixiar hasta la muerte a su esposa, Virginia Ferradás Varela, de 55 años, el 29 de enero del 2017 en su vivienda en la calle Alexandre Bóveda, aseguró en el juicio que se sigue contra él con jurado popular en la Audiencia que "no recuerda" si mató a su mujer. Solo sabe que está muerta "porque me lo dijo la familia", aseguró a preguntas de su abogado, José Manuel Orbán.

El acusado llegó este lunes al Pazo de Xustiza escoltado por dos guardias civiles desde la prisión de Pereiro y se acogió a su derecho a no contestar al fiscal de violencia de género, Julián Pardinas, y a la abogada de la acusación familiar  (la ejercen la madre y hermana de la fallecida), Francisca Martínez. Así, ante su letrado aseguró que estaba "arrepentido" de lo que pudo haber pasado y sí recordó que, con anterioridad había "discutido" con su mujer por una llave de la casa. También aseguró que en los 35 años de matrimonio no la había pegado nunca.

El fiscal de violencia de género considera que José Alén no es un "delincuente al uso" sino un "enfermo mental", por lo que pide que sea internado durante 14 años en un centro psiquiátrico dependiente de la Administración Penitenciaria, del que no podrá salir sin autorización judicial. La acusación particular solicita 15 años de cárcel, mientras que la defensa pide la libre absolución argumentando que "no mató a su mujer" y las pruebas que hay contra él "no tienen suficiente entidad".

El letrado intentó demostrar durante la vista que alguien entró en la vivienda y acabó con la vida de Virginia Ferradás, que el día de autos tenían que ir a comer con un familiar. Este, alarmado porque no respondía a sus llamadas, alertó a la Policía Local y Guardia Civil.

Por el estrado pasaron este lunes los agentes locales y guardias civiles que llegaron primero al inmueble. Todos coincidieron en que las puertas estaban cerrada a cal y canto y tuvieron que recurrir a Protección Civil, que rompió el cristal de una ventana para que accedieran al interior. El abogado del acusado les preguntó, para argumentar su hipótesis, si tenían la certeza de que todas las puertas estaban  cerradas por fuera y por dentro. 


"A miña muller estame esperando para cear"


El fiscal Pardinas recordó ayer que es la primera vez en sus 38 años de profesión que solicita la inimputabilidad por un hecho tan grave.  "Es un enfermo mental".

Los policías locales y guardias civiles que entraron en la vivienda lo hicieron a oscuras –no sabía lo que pasaba y temían que cualquier interruptor provocara una explosión–. Encontraron el cadáver de Virginia Ferradás de rodillas, con la cabeza y tronco recostado sobre la cama en la habitación. Durante  una inspección en el inmueble, localizaron a través de un espejo al acusado con un cuchillo al cuello. "Solo repetía: 'Eu non fixen nada, a miña muller estame esperando arriba para cear", declaró uno de los policías locales. Los agentes tuvieron que reducirlo para quitarle el cuchillo y proceder a su detención. Los agentes coincidieron en aclarar que no detectaron que entrasen ladrones en la casa.


La madre de la víctima se despidió de él pidiéndole un beso, "si quieres"


José Alén no cambió de postura en la silla en la que se sentó en la Audiencia durante las más de cuatro horas que duró la primera sesión –la vista continúa hoy con la declaración de peritos y forenses–. Por el estrado pasó un hermano suyo, Camilo Alén, que dejó patente la buena relación que mantenía el matrimonio, que estuvo varios años emigrado en Suiza. "Nunca le pegó a su mujer", afirmó.

Según se expuso en la vista, el matrimonio retornó a Carballiño después de que José Alén se pusiera enfermo en Suiza y, tras acudir a un médico, se determinase su ingreso en un psiquiátrico. Su mujer se opuso. Para no dejarlo solo en el país helvético cuando iba a trabajar, llegó a pedir  ayuda a su madre, que viajase a Suiza para ayudarla. 

La madre de la víctima,  Preciosa Varela, compareció ayer en la Audiencia. "Creo que se querían de máis, sempre estaban xuntos e nunca tiveron problemas", describió Varela la etapa previa a la enfermedad de Alén. Una vez en Suiza, ya con el agresor con problemas psiquiátricos diagnosticados, percibió el cambio: "Tiñanos negras, á muller e a min", recordó.

Varela, enferma tras la muerte de su hija, explicó ayer que su marido falleció "fai pouco máis de un ano ca pena. So quería ir ao cemiterio", recordó, puntualizando que su otra hija también enfermó. Aun así, la mujer, a la hora de abandonar la sala, se dirigió al acusado. "Dame un beso, se queres", dijo. José Alén le correspondió con un beso en la mejilla, al tiempo que le decía: "Cuídese".

Por el estrado también pasaron los guardias civiles que realizaron la inspección ocular que encontraron la casa  manchada de sangre y con tablas a modo de barrotes en las ventanas. 

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