CITA GASTRONÓMICA

La atípica Festa do Pulpo: en restaurante bajo reserva y estrictas medidas de prevención

Pulpos. (YERAY DIÉGUEZ).
photo_camera Uno de los pulpos consumidos este sábado en O Carballiño (YERAY DIÉGUEZ).

No habrá la tradicional y multitudinaria romería con tapa gigante incluida, pero O Carballiño, uno de los grandes templos del pulpo, ha sabido reinventarse y dedicará su fiesta a todos los profesionales que luchan contra la covid-19 y que han trabajado en los servicios esenciales desde el inicio de la pandemia.

Con más de medio siglo ininterrumpidos de tradición, la crisis sanitaria ha obligado a esta localidad ourensana a adaptarse al verse obligada por primera vez a suspender la tradicional romería en esta localidad, que cada verano se convierte en lugar de peregrinación, para adaptarse a las actuales restricciones sanitarias.

Tierra por antonomasia para disfrutar de este suculento octópodo, las opciones este año 2020 en esta nueva normalidad son varias: La primera pasa por degustar el cefalópodo en un restaurante, eso sí, bajo reserva previa a fin de garantizar la distancia social.

Además, se puede adquirir a alguna de las pulpeiras que se encuentran en la calle, eso sí, para llevar a casa o degustar en terraza y después de realizar tanto el cambio como el pago a través de la mampara.

Todo un desafío en esta tierra que siente devoción por el pulpo, en sus diferentes formas de preparación, con las pulpeiras como personas más buscadas durante la jornada, para evitar aglomeraciones de gente.

“Este es un año diferente para nosotros. Desde que recuerdo, es la primera vez que no hemos podido celebrar la romería”, explica Aurora Gómez, una pulpeira de Santa María de Arcos, cuyo buen hacer viene avalado por los más de 35 años de tradición en el arte del corte y elaboración.

Pese a las actuales restricciones existentes por los actuales rebrotes, la jornada ha dejado las primeras imágenes del buen hacer de estas maestras del oficio, que se remonta al siglo XVII, con los monjes de Oseira.

Después del tímido arranque de esta jornada, el reto pasa ahora por saborear el plato estrella, el pulpo á feira, que elaboran las pulpeiras, de forma artesanal. “Es el plato típico de aquí. El secreto se resume en buena calidad, cariño y darle mucho amor”, abunda Aurora.

Por el momento, la jornada ha arrancado con tranquilidad, la previsión es que mañana más pulpeiras se sumen mañana al día grande, coincidiendo con el propio día de celebración de la Festa do Pulpo.

El desafío este año está claro: “Hemos tenido que adaptar la tradicional Fiesta por unas jornadas donde no falta la programación cultural y los aforos limitados por el coronavirus”, ha apuntado el concejal de Cultura de la villa, Diego Fernández.

El gobierno local trabaja a fin de “ordenar la llegada de visitantes” a la villa para evitar aglomeraciones, con un sistema que pasa por reserva en los locales, a fin de que nadie se quede sin saborear el producto estrella y dinamizador económico de la villa.

Todo ello, “sin descuidar el ámbito sanitario” y respetando la salud, añade el responsable de Cultura.

Los vecinos de esta localidad coinciden en que “como en Carballiño no se come en ningún lado” ni en cuanto a precio ni en oficio, que se ve en “esa manera de cortar el pulpo” que cada año exhiben las pulpeiras, señala el alcalde, Francisco Fumega.

Este oficio, que no tiene rivalidad, se evidencia cada año durante la elaboración de la tapa gigante del pulpo, que este año no se ha podido celebrar por la crisis sanitaria y que ha llegado a recibir hasta un récord `guinness`. 

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