O Carballiño

Beariz adjudica la reforma de la botica que será museo

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photo_camera Una de las estanterías de la Botica de Doade, en Beariz.
El alcalde calcula que estará abierto en febrero tras realizar la catalogación de todo el material

El Concello de Beariz acaba de adjudicar las obras de acondicionamiento interior del inmueble que acogerá el museo que será todo un referente de farmacias en Galicia. Se trata de la Botica de Doade, cedida por la familia propietaria, mediante un convenio con el ayuntamiento, en la que se podrá observar la evolución sanitaria y farmacéutica a lo largo del pasado siglo XX.

La empresa Construcciones Arguiz se encargará de realizar un tratamiento adecuado de todo el mobiliario que se mantiene tal y como era hace más 50 años y demás elementos de madera, también de la sustitución de la iluminación por un sistema LED de ahorro energético y, en general, de la puesta a punto de este espacio.


La inversión asciende a 48.400 euros, financiados por la Consellería de Cultura y Turismo a través de la Dirección Xeral de Turismo


Hasta el momento, contando con la colaboración del Colexio de Farmacéuticos de Galicia, y más concretamente de Miguel Ángel Soaje, doctor en Historia de la Ciencia y farmacéutico, se llevó a cabo la retirada de todo el material original que allí se almacenaba desde la apertura de la botica a principios del siglo XX hasta los últimos años de funcionamiento.

El alcalde de Beariz, Manuel Prado, señalaba que las obras estarán acabadas para el próximo mes de diciembre, procediendo posteriormente a la colocación del material debidamente catalogado y señalizado. Una tarea que el regidor calcula que durará en torno a dos meses, por lo que el nuevo museo podrá está operativo a finales del próximo mes de febrero.

La catalogación e indentificación del material será un trabajo laborioso. Entre otros elementos, hay un botamen (conjunto de botes de farmacia) de cerámica de estilo francés y decoración modernista, una numerosa y elegante colección de frascos y botellas de vidrio, y vasijas para almacenar todo tipo de sustancias medicamentosas que fueron utilizadas secularmente. Aparte, papeles, recetas, facturas, tarros, utensilios para elaborar supositorios y cremas, material de laboratorio, balanzas de precisión, un viejo microscopio y una antigua máquina de escribir cuya actividad quedó paralizada hace más de cincuenta años. Por otro lado, el local se conserva tal y como fue diseñado a principios de siglo, con sus estanterías y anaqueles, zona de lectura, despacho, rebotica y laboratorio, destacando, además, todo el conjunto de piezas y tubos para las lámparas de carburo, según indicaba Miguel Ángel Soaje. Cada uno de estos elementos se mostrará en el futuro museo con la información correspondiente a cada uno de ellos.

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